
Spots televisivos, mensajes radiales, llamados de autoridades y un abanico de iniciativas se han desarrollado para combatir estos actos violentos, sin embargo, éstos continúan amenazando la calidad de vida de cientos de familias. “Las cifra es altísima”, dice alarmado el encargado nacional del Programa de Violencia Intrafamiliar del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), Cristián García, quien por estos días se encuentra en la zona, y detalló que actualmente una de cada tres mujeres es víctima de este flagelo.
García desmintió que estos hechos se manifiesten en determinadas clases socioeconómicas o en un rango etáreo específico, afirmando que un 10% de los casos ya se presentaban durante el pololeo. Esto, sin manifestarse de preferencia con golpes, sino que a través de prohibiciones, celos y otras características que constituyen una real provocación para llegar a la violencia. Asimismo, descartó que la Región de Magallanes sea la que lidere las tasas de violencia intrafamiliar, sino que, por el contrario, han sido las denuncias a nivel local las que han aumentado.
Para el encargado nacional “eso tiene que ver con la toma de conciencia de la población, de saber que esto no se puede permitir”, insistió, motivando a la comunidad a sumarse a quienes han dado a conocer estos hechos, como forma de dar respuesta y solución a las víctimas.
Para no bajar los brazos ante esta problemática y aumentar la cifra de denuncias el Sernam cada año suma nuevas ideas para ejecutar, y que se enfocan, principalmente, en ayudar a quienes se encuentran más desposeídos o forman parte del sector más vulnerable de la población. Sin embargo, las puertas también están abiertas para aquellas mujeres y sus familias que pertenecen a capas más altas de la sociedad, que en muchas ocasiones temen dar a conocer lo que viven por miedo al “qué dirán”.
Como forma de explicar y comprender por qué las mujeres no denuncian, García manifestó que muchas de ellas no tienen un trabajo remunerado y sólo se desempeñan como dueñas de casa, por lo que increpar o informar el maltrato constituiría la pérdida de ingresos económicos para el grupo familiar. “Ellas dependen económicamente de la pareja”, comentó, advirtiendo que otras de las causas predominantes en las situaciones de agresión física, sexual o sicológica, responden a que una parte del segmento femenino es educado para aguantar estas conductas. “Hay concepciones que dicen que desde niñas les inculcaron que debían vivir el matrimonio por siempre y soportar todo lo que el marido se le ocurriera hacer”.
A partir de estas realidades, a las que se suman factores como las drogas y el alcohol, entre otros, Cristián García llamó a quienes hoy callan cualquier tipo de violencia, a denunciar aunque ello signifique una separación. “No estamos instando a que la familia se destruya, pero tampoco una familia puede subsistir de esta manera”, aseguró, siendo categórico al expresar que las mujeres no deben dejarse llevar por las amenazas.