
Una de las principales tradiciones navideñas es el árbol. El adorno es el centro de las festividades y los niños se reúnen en torno a él esperando los regalos que el Viejo Pascuero les traerá la noche del 25 de diciembre.
Su origen se remonta al siglo VII. La leyenda cuenta que San Bonifacio, evangelizador del centro de Europa, derribó un árbol que representaba a un dios escandinavo y en su lugar plantó un pino, el cual adornó con manzanas y velas, las que representaban al pecado original y la presencia de Jesús respectivamente y así le dio un carácter cristiano.
Al pasar el tiempo, las velas y manzanas han cambiado y han sido reemplazados por luces y otros adornos que nos acompañan hasta la actualidad en nuestros hogares.
Sin embargo, los decorados aún conservan un simbolismo cristiano; es así como las luces representan la presencia del Señor, las esferas simbolizan los dones que Dios entregó a los hombres, los lazos significan la unión de las familias y personas queridas alrededor de dones que se desean dar y recibir, y la estrella que se ubica en la punta representa la solitaria de Belén, que guió el camino hacia Cristo.
Para adornar un árbol navideño, primero se debe elegir un tópico para dar un estilo a nuestro adorno. Los colores más comunes para las figuras que se ubican son por lo general plateados, rojos y dorados.
Luego se ubican las luces. Las bombillas de vidrio multiposición reflejan más luz y parecen más brillantes. Las centellantes también llaman la atención si se ubican varios hilos en capas, y son combinadas con adornos de superficie reflectante.
Para iluminar el árbol, se debe enrollar el cable de las luces alrededor del tronco y las ramas. Hay que empezar desde la base del tronco hacia arriba y hay que enrollar las luces alrededor de cada una de las ramas principales, desde el tronco hacia la punta y a la inversa.
No se debe escatimar en poner luces en el árbol. Como regla general, cada 30 centímetros de árbol en vertical debería tener un cable de 100 bombillas.
Luego se deben poner los adornos. Es recomendable ubicar los más grandes en la base, para gradualmente reducir el tamaño hasta llegar al tope, donde se deben colocar los elementos más pequeños.
Finalmente se debe ubicar la estrella. Sin embargo, hay quienes prefieren colocar otros elementos, como ángeles u esferas terminadas en punta.
Lo ideal es que toda la familia participe en la decoración, elección y ubicación del árbol. La idea es que esta entretenida tarea sea una actividad que reúna a la familia, tal como el espíritu cristiano de la Navidad demanda.