
Estos días, en medio de la locura de compras navideñas, especialmente para los más pequeños de la casa, quienes incluyen largas listas de peticiones – muchas veces incapaces de ser solventadas por los padres- hacer un regalo lindo, útil y que eduque es una excelente alternativa.
Alejándose del consumismo, la Navidad puede ser una buena ocasión para educar dentro de ese espíritu que nos ilumina. Y una forma es a través de los regalos, símbolo de afecto por los demás, de gratitud y reconocimiento. Lisandro Castillo, Director de Educación General Básica de la Universidad Andrés Bello, explica que esto hay que enseñarlo a los pequeños, pues “aunque nos cueste a los adultos creerlo, ellos saben perfectamente captarlo”.
Edad es clave
Para ello, el docente propone hacer regalos educativos, acordes a la edad y personalidad de los menores. En el caso de los niños de dos a seis años, recomienda hacer siempre regalos didácticos en sonidos, colores, formas, de diseño, construcción y tacto. En este segmento, ideal son los libros de cuentos muy bien ilustrados e interactivos.
Para niños de siete a diez años, una muy buena opción son juegos de creación, de interacción, que les permitan estimular su creatividad y sociabilidad. “Regalos de juegos de desafíos son muy oportunos, porque corresponden a características de su edad”.
Mientras que para adolescentes de once a 15 años, Castillo asegura que lo más lo más pertinente son los juegos grupales, ya que responden a una característica muy fuerte de esta edad: querer actuar con los demás pero no saber cómo hacerlo, producto de pasar por una etapa de timidez. Los libros y películas son un buen complemento, eso sí con temas de fantasías, de aventuras, de creación; claro que seleccionadas y que permitan estimular sus valores, sus actitudes. Regalar debe ser eso: un regalo que sea motivo o causa de afectos, que es lo esencial.