Se trata de un hecho inédito, solo visto en la primera elección presidencial de 1990, en que el movimiento sindical, alertado por el eventual triunfo de la derecha, con su cortejo de políticas antisindicales, de flexibilización y de neoliberalismo exacerbado, interviene en el proceso político para subrayar que no da lo mismo quién gobierne en Chile, y que se requieren políticas públicas más proactivas para enfrentar el desequilibrio existente en las relaciones laborales.Todos los dirigentes sociales, todos los dirigentes sindicales y gremiales están llamados a definirse públicamente de cara a la ciudadanía y a sus propios afiliados por cuál candidato presidencial van a votar, porque los dirigentes sociales y sindicales no son eunucos políticos ni son ciudadanos ciegos, sordos o mudos, ante lo que sucede en el país y en la región en que viven. El gremialismo apolítico es una falsedad ideológica, o es un escudo para ocultar la condición irrenunciable de ciudadano que les compete y les pertenece a cada dirigente social, sindical y gremial...
