Una querella por estafa presentó el abogado Guillermo Ibacache en contra de quienes resulten responsables del “delito de apropiación indebida de dineros, en calidad de autores o cómplices del mismo”.
El jurista actúa en representación de la Empresa Administradora de Estaciones de Servicio Ades Serco, con domicilio comercial en la comuna de Las Condes, por un millonario perjuicio económico que sufrieron, delito que está siendo investigado por la fiscalía local a través de la Policía de Investigaciones.
Según la denuncia, y los hechos que dieron origen a la querella, fue en noviembre del año pasado que una auditoría efectuada por el administrador de Ades Serco, concesionaria de la estación de servicios Copec, ubicada en avenida Salvador Allende 0396, esquina avenida Eduardo Frei Montalva, dejó al descubierto que faltaban $10.148.760, en la instalación que se encuentra a su cargo desde que este punto comercial comenzó a funcionar en Punta Arenas. En los antecedentes puestos a disposición de la justicia deja en claro que sin perjuicio de estar él personalmente a cargo de la instalación, son también responsables directos de estos dineros, de la custodia, de la venta de mercaderías y existencia de ellas, un total de seis empleados que se mencionan en la querella.
“Estas personas, por razones que se investigan, entre los meses de marzo a noviembre ocultaron esta apropiación indebida, tanto a, propio administrador como al supervisor de la empresa”. Posteriormente, al descubrirse el delito, cinco empleadas suscribieron voluntariamente un pagaré con la empresa por la suma de $1.099.992 cada una; y el administrador canceló al contado la suma de $ 3.498.563.
Estos hechos fueron denunciados a la Policía de Investigaciones y por ende a la fiscalía local.
Según el abogado Ibacache, “los hechos anteriormente descritos constituyen el delito de apropiación indebida, por la suma original de $10.148.516”.
A las personas denunciadas se les atribuye participación en calidad de autores, o bien cómplices, “toda vez que los responsables conocían perfectamente el modo de eludir, pretendiendo no ser detectados, los controles y supervisiones permanentes de que era objeto esta instalación, por parte del supervisor de Ades, como de auditores venidos de la casa central de Santiago”.