Se dictó charla gratuita sobre ictiosaurios del Parque Nacional Torres del Paine

General
02/02/2010 a las 19:25
La charla gratuita convocada por CONAF Magallanes fue dictada por la joven bióloga regional, Judith Pardo. El objetivo fue dar a conocer a la ciudadanía los detalles de una de las investigaciones más atractivas que se realizan en dicho parque nacional.
Durante más de una hora, alrededor de 70 natalinos escucharon atentamente la ponencia de la bióloga magallánica Judith Pardo, quien dio a conocer los detalles de la investigación que realiza en el marco de los estudios de doctorado que cursa en la alemana Universidad de Heidelberg.
La concurrencia estuvo compuesta por guías de turismo, empresarios, medios de comunicación, funcionarios públicos e incluso niños, quienes escucharon atentamente las palabras de la porvenireña Judith Pardo y participaron entusiastas en el espacio de preguntas que se realizó al final de la exposición.
Al término del encuentro la bióloga hizo entrega a José Linnebrink, administrador del Parque Nacional Torres del Paine, de la reproducción de un ictiosaurio para ser exhibido en el Centro de Visitantes de dicha unidad. La figura fue traída especialmente desde el Museo de Historia Natural de Karlsruhe (Alemania), donde Pardo trabaja parte de su tiempo.
Ictiosaurios en el Paine
Desde el primer hallazgo en 1997 de un fósil de ictiosaurio en Torres del Paine, los geocientíficos han encontrado en el área del glaciar Tyndall 34 ejemplares articulados, completos o  semi completos, cuyos tamaños varían entre 1 y 5 metros de largo.
¿Qué son los ictiosaurios?
Fueron reptiles que durante 150 millones de años vivieron en los mares del planeta, mientras los dinosaurios dominaban tierra firme. Los primeros aparecieron durante el Triásico inferior (hace 250 millones de años) y alcanzaron su mayor diversidad en el Jurásico, extinguiéndose durante el Cretácico (hace 90 millones de años). Su tamaño en algunos casos llegó a superar los 15 metros.
A simple vista se asemejaban a los actuales delfines. Tenían cuerpo en forma de huso, cuatro pares de aletas para locomoción y una dorsal para el equilibrio, hocico largo y puntiagudo, y ojos enormes para cazar en las profundidades del mar.
Aunque necesitaban respirar aire atmosférico, a diferencia de los actuales ejemplares de esa familia que deben salir del agua para poner sus huevos, su anatomía y adaptación al medio marino les permitió incubar internamente los huevos y alumbrar sus crías dentro del agua.
En las mismas rocas se han hallado también amonites y belemnites (antiguos calamares), almejas, peces, hojas y troncos de árboles. Esta fauna indica que los ictiosaurios poblaron un mar profundo, pero vivieron cerca de la costa.

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