
En su edición del 16 de enero Diario El Pingüino anticipó la renuncia del especialista y las consecuencias que esto acarrearía. Fleming regresó la semana pasada a Punta Arenas, a finiquitar la partida, la que se concretó ayer.
Parte de las razones que tuvo para adoptar esta decisión las plasmó en una carta que envió a la sección “La Voz del Pueblo”, publicada en nuestra edición dominical de ayer. Ahí explica que fueron muchas las situaciones que gatillaron la renuncia, pero ninguna relacionada con el ámbito familiar. “Las razones a las cuales me refiero pasan por desaveniencias personales en lo estrictamente laboral con algunos colegas de mi especialidad, otros de otras especialidades, subdirección y dirección del hospital, en lo referente al manejo de nuestra pequeña, pero laboriosa y exitosa Unidad de Hemodinamia, de la cual siempre fui el encargado, tanto en los momentos buenos como en los malos”.
Entrevista
Ayer, momentos antes de emprender la partida, ubicamos al doctor Fleming quien reiteró su sentimiento de tristeza por tener que dejar esta ciudad y la unidad que ayudó a crear desde su origen.
El balance profesional que realiza de su estadía en Magallanes es positivo, con una tasa de éxito de los procedimientos que superó el 95 por ciento. “Desde el punto de vista laboral es una satisfacción, salvo situaciones puntuales que provocaron que tuviera que abandonar la Unidad de Hemodinamia y por ende la zona”, indicó.
La renuncia la fundamenta en la falta de autonomía de la unidad, respecto a la gestión, capacitación y calificación del personal. “Cuando se crea una unidad, que es pequeña, y pasa a depender de otra unidad, donde hay otros personeros y personajes en el actuar, en el aspecto técnico no se adoptan las decisiones correctas y esto hace que se produzca un desmedro en la capacidad de trabajo de uno, como también del resto del grupo. Porque hay que considerar que no solamente me retiré yo sino también el tecnólogo médico (Rubén Poblete), por lo tanto es un grupo que se fraccionó. Y por lo que entiendo el doctor José de la Torre (cardiólogo) también se va luego”.
Fleming admitió roces y problemas con sus colegas. Situaciones que calificó de “puntuales”, pero que cuando se repiten una y otra vez en períodos breves de tiempo “la situación se hace insostenible”.
Frustración
Admitió que se va de Magallanes con un grado de frustración, por no haber podido quedarse unos cinco a siete años, “no viéndolo solamente desde el punto de vista estadístico, sino como profesional, porque podía tener un buen control de los pacientes. También siento frustración porque muchas de estas personas van a quedar sin un control adecuado. Sumando el tiempo que esperaba estar, más el hecho de tener que dejar en el aire a los pacientes que fueron tratados en la unidad (Hemodinamia), a uno le produce un grado de pena, tristeza, melancolía y frustración”.