
El correo virtual da para todo. En este momento anda circulando una guía para volverse ex izquierdista. Es que visto el gabinete de recambio, con gran porcentaje de Chicago boys, economistas egresados de Harvard o Minesotta, empresarios exitosos que tendrán que dejar sus cargos, podrían dejar la posibilidad de una peguita. La nueva piel requiere manejar el concepto de que “se es imbécil a los 20, si no se es radical (nada que ver con el partido), se es imbécil a los 40 si sigues siéndolo”, clara alusión de que se tuvo una juventud agitada antes de entrar “en razón”. Otro buen comienzo es mantener la opinión que el “socialismo fracasó”, que ya no hay izquierdas ni derechas. Otra manera de posar de ex izquierdista es no hablar de Fidel sin anteponer el término “dictador”, o descalificar a Chávez como nacionalista ; considerar a Bolivia y Venezuela como países problemáticos de América Latina o exceptuar a Cuba como país democrático del continente. También expresar que los orígenes del totalitarismo ya estaban en la obra de Marx, que su doctrina es “reductora” base del “totalitarismo soviético”; que no ha lugar para “subjetividad” que redujo todo a una contradicción capital-trabajo, sin tener en cuenta las “nuevas subjetividades” que aparecen con las contradicciones del género, de las etnias, del medio ambiente, etc. Descalificar siempre al estado, como ineficaz, burocrático, corrupto y corruptor, en contraposición a la “economía privada”, al “mercado” con su dinamismo, su capacidad de innovación tecnológica. Exaltar la privatización de la telefonía, “antes nadie tenía teléfono, hoy cualquier pelafustán lo tiene”. Ponerse piel de ex izquierdista le sirve a aquellos que asumieron jefaturas en grandes publicaciones monopólicas, o empresa privada, que exigen silencio o declaraciones adaptadas a intereses patronales, demostrando la bisagra en la espalda. Hay muchos motivos para justificarlos (la caridad empieza por casa es una); sin olvidar que el mercado retribuye en forma generosa a quienes “queman lo que han adorado”. No obstante, al decir de Emir Sader y del propio: es mucho más fácil ser de izquierda, no se necesitan pretextos, bastan las razones sobre lo que es este mundo y lo que puede ser otro mundo posible.