Si a medianoche se ve el destello de balizas y se escucha un fuerte sonido de las sirenas, quiere decir que se ha puesto en marcha un grupo de nobles hombres, que dejando de lado su vida personal, se ponen al servicio de la comunidad para luchar contra el fuego, muchas veces arriesgando su vida, sin esperar nada a cambio.La guardia nocturna de Bomberos, abnegada labor por muchos desconocida y más aún, nunca valorada, por quienes a diario ven el actuar de los “chicos buenos”.
Como cada noche, acuden a la Segunda Compañía de Bomberos de Punta Arenas, un grupo anónimo de servidores, con una gran carga de compromiso social, para cumplir con su vigilia, mientras la ciudad descansa en calma.
De esta forma, la guardia nocturna se constituye con tres personas, más un conductor. Comienza a las 23.30 y concluye a las 8.30 horas, lo cual significa un turno completo de alerta, en donde nunca se sabe lo que va a pasar.
Señalan los voluntarios segundinos, que “el período de guardián es la mejor experiencia que puede tener un bombero. Aquí es donde se encuentra la verdadera vocación del bombero. Por ello, esta instancia es un período de formación, donde cada voluntario aprende de los demás y viceversa”.
Con una dotación de tres bomberos y un conductor, la guardia nocturna lleva cinco años de vida, tiempo que no pasa en vano, porque la cantidad de historias y anécdotas que se viven dentro de este grupo marca a una generación que después traspasará todos sus conocimientos a los futuros voluntarios que integrarán este selecto grupo. El capitán de la segunda compañía, Marcos Llano, con respecto a esta loable vocación señala que “para mí ser bombero representa una vocación que tengo desde niño, servir a la comunidad, sabiendo que uno a veces no recibe nada a cambio es algo impagable. Yo tengo 17 años de servicio como voluntario y las experiencias que he vivido al interior del cuartel no las cambiaría por nada”.
Por lo general, son los voluntarios más activos los que duermen en la segunda, quienes deben adecuar su tiempo con otras actividades, como la universidad, el trabajo, la familia o la pareja, experimentando innumerables historias que forjan el espíritu de camaradería y otorgan valor a la hora de una emergencia. “En los Bomberos se pasan muchas etapas y vivencias. Una vez tuve un accidente en que me caí de un segundo piso, sin consecuencias graves por suerte, así como también, una vez que nos dirigíamos a una emergencia y nuestro carro colisionó, resultando un compañero herido”, comenta Llano. “No es caprichoso ni menos sensato decir que la guardia nocturna de nuestra compañía es una de las mejores experiencias de la vida, donde cada uno aprende, y se cultivan de verdad los valores e ideales”, señalan los voluntarios. La compañía se forjó el 3 de diciembre de 1899, cuando 26 miembros decidieron dar bases sólidas a esta naciente institución bomberil, y por acuerdo unánime de sus miembros, se determina el lema de “Lealtad y Abnegación” y su nombre “Bomba Chile”.
“Los bomberos se instruyen en la guardia”, esta frase que muchas veces suena por los pasillos del cuartel, impone el estilo segundino, donde una emergencia o simplemente ir a dormir todas las noches, marcan la diferencia en la vida de cada uno de los miembros de esta servicial agrupación.
Actualmente, el cuartel ubicado en Avenida Colón número 732, alberga 45 voluntarios activos, nueve brigadieres y cuatro bomberos honorarios. Posee dos unidades equipadas para el combate del fuego y tres integrantes con la norma nacional NFPA 1001, canon que entrega un estándar de profesionalismo a nivel internacional, pudiendo ser homologados los conocimientos del fuego, en cualquier lugar del mundo.
