La semana pasada Diario El Pingüino abordó la salida del ahora ex director regional del Servicio Agrícola Ganadero (SAG), Carlos Rowland, después de casi diez años a la cabeza de la institución.
Entre las razones que salieron a la luz se encontró el supuesto mal clima laboral que habría habido al interior de las oficinas durante el último tiempo que Rowland estuvo a cargo de la entidad.
Así como el caso de su secretaria que habría estado años con licencia médica y que a comienzos de enero estuvo diez días sin excusar su inasistencia, hasta que presentó otro justificativo de salud, hecho por el que se le estaría realizando un sumario.
Finalmente, la publicación se refirió a la aparente mala relación que mantenía el ex director con la seremi de Agricultura, Elizabeth Muñoz, situación que al parecer era ampliamente conocida por los funcionarios del SAG y que fue reconocida por la ex autoridad.
De hecho, la persona que subrogaba a Muñoz en su ausencia era Rowland, sin embargo, en un momento dejó de realizar esa labor de confianza, lo que según la seremi se debió a que ante un problema judicial que tuvo el médico veterinario con el ganadero Alfredo Campos en 2007 y 2008, se prefirió solicitar a otro funcionario que la supliera. No obstante, concluido el proceso legal, no volvió a efectuar el reemplazo.
Lo cierto es que el propio Rowland atribuye su salida del SAG a los conflictos con Muñoz, puesto que según él en muchas oportunidades defendieron posturas contrarias en algunas materias. Además que quejas por desempeño al parecer no existirían, ya que habrían sido múltiples los avances que alcanzó la oficina regional durante su período.
Logros
Entre ellos se encuentran “grandes hitos que marcaron mi gestión, como por ejemplo, la implementación de la barrera sanitaria regional que es única en Chile y que establece que todo animal que quiera ingresar desde otra región del país deba cumplir con requisitos sanitarios de entrada, tal como si se tratara de otro país. Protegiendo efectivamente nuestro patrimonio pecuario regional que no sólo es el mejor de Chile, sino que del mundo”, afirmó el médico veterinario.
A su vez, se implementó el laboratorio de residuos metabólicos, incluido actualmente en la Norma ISO 17.025, que garantiza las exportaciones a la Unión Europea, puesto que certifica anualmente la prohibición del uso de anabólicos que rige sólo en la región desde el año 1985.
Otro logro que destacó Rowland durante su período como director, fue “que en enero de 2008 se inauguró la unidad de genética molecular en nuestro laboratorio regional, con un secuenciador de 16 capilares que es único en la Patagonia austral y que transformó al SAG de la Región de Magallanes y Antártica Chilena en la unidad tecnológicamente más avanzada del país”, en comparación con el resto de las sedes de la entidad.
Clima laboral
La crítica en su contra respecto del clima laboral que primaba en las oficinas del SAG, fueron refutadas por Rowland con una evaluación nacional que se realizó en 2008, donde se detectaron ocho dimensiones críticas en las oficinas de todo el país. En la región habría llegado sólo a tres. “Dos de las cuales, las bajas remuneraciones y la posibilidad de mejoras laborales, escapaban a las competencias de la Dirección Regional. En resumen, el SAG Magallanes durante mi administración presentaba uno de los mejores climas laborales al interior de la institución”, aseguró.
Para el ex director esto demuestra que el ambiente de trabajo no influyó en la decisión de su salida del organismo, como tampoco la implementación del programa de control de melófago ovino, ya que el acuerdo se selló con Asogama en diciembre de 2008. No obstante, “mi no renovación se verifica en septiembre del 2009 con una administración institucional distinta”, detalló.
Mala relación
En base a estos buenos resultados, Rowland considera que “claro está para mí que gestiones realizadas por la Seremi de Agricultura ante la ministra del ramo (Marigen Hornkohl), fueron uno de los grandes motivos que provocaron la no renovación de mi contrato, toda vez, que es un hecho cierto e indesmentible que en cada situación en donde el Servicio Agrícola y Ganadero aplicó la normativa sanitaria vigente, los reclamos y quejas de quienes infringieron la ley encontraron un terreno particularmente fértil para que, a través de la seremi de Agricultura, esos reclamos y quejas llegaran al ministerio”, acusó.
No obstante, el profesional afirmó que el director nacional del SAG de la época, Francisco Bahamonde, apoyó su postura, al igual como la Corte Suprema habría reconocido en siete oportunidades que las decisiones adoptadas por él se ajustaban a derecho, “y en consecuencia abortaron las acusaciones de abuso de poder e intransigencia que habitualmente fueron esgrimidas por la seremi de Agricultura en mi contra”, enfatizó.
En este mismo tema, Rowland aseguró que en 2009 se suscitó otro hecho que a su juicio lo perjudicó hasta al punto de que no se le renovara contrato en el SAG regional.
“Nuestra institución constató que la empresa Biotex S.A. que produce un plaguicida en Tierra del Fuego a partir de caparazones de centolla y centollón y que goza de los beneficios de la Ley Navarino, cobró dicho beneficio sin cumplir con la resolución 1038 del 15.04.2003 del Servicio Agrícola y Ganadero. Es decir, la Tesorería Regional y la Seremi de Hacienda pagaron durante diez años más de $ 3.000.000.000 a una empresa sin reparar que para certificar la producción del plaguicida sujeto de bonificación, la empresa Biotex S.A. cada vez que produjo una partida de plaguicida debió declararla al SAG, y constatar mediante un muestreo la composición del plaguicida producido”, detalló Rowland.
Incluso, él mismo se opuso a que se pagaran ciertas partidas del 2008, “todo esto en conocimiento de la Tesorería Regional, la seremi de Hacienda y de Agricultura, que en reuniones sucesivas en el mes de marzo del 2009 buscaron infructuosamente que el SAG certificara las producciones reclamadas por Biotex S.A.”, agregó.
Ante estos hechos, Rowland estima que fueron otras las razones que motivaron su salida del SAG, que no se fundan en el supuesto mal clima laboral que reinaba en las oficinas regionales, sino que se debió a las continuas discrepancias con las autoridades del ramo.
Actualmente el organismo regional cuenta con el director interino Jaime Briones, y se está a la espera del resultado de varias diligencias que llegaron a realizar a Magallanes funcionarios del organismo central.