Una verdadera escena de terror fue la que presenció el ministro de Salud, Álvaro Erazo, y el subsecretario Julio Montt, quienes viajaron a la Región del Maule y presenciaron con sus propios ojos la gravedad de los daños del fuerte movimiento telúrico. En helicóptero llegaron hasta Parral en donde se percataron que el hospital colapsó y se encuentra prácticamente en el suelo. Toda esta situación se agrava con la falta de luz y agua.
Tres personas fallecieron en la sala del post operatorio, sin que sus cuerpos puedan ser sacados desde los escombros por sus familiares.
El alcalde de Parral, Israel Urrutia, afirmó que lo más urgente en estos momentos es que el comité de emergencia formado pueda solucionar los tres problemas más graves: la falta de agua, luz y la remoción de escombros.
El edil hizo un llamado a la ciudadanía a colaborar con la comunidad, especialmente las personas que tengan vehículos que puedan trasladar personas. “Creo que en Tomé no quedó ninguna casa, debido a la acción del mar, mientras que en Pelluhue el agua arrasó con las casas”, informó con desazón.
En dicha ciudad se confirmó que hubo un tsunami desde Iloca a Pelluhue. En Constitución el agua entró por el río Maule y arrasó desde la ribera con unas cinco cuadras en el interior.
La autoridades prosiguieron su viaje hacia Talca, donde se percataron de los daños sufridos en la carretera, lo que ha provocado tacos enormes. En dicha ciudad tampoco había luz y las casas de adobe, como ocurrió en casi toda la Región del Maule, se vinieron abajo o con graves daños estructurales.
El hospital de la capital regional también fue afectado y de las 500 camas disponibles, sólo existen actualmente 150 habilitadas. Además, la labor de los médicos se ha visto entorpecida porque existe sólo un equipo de rayos para toda la región. Se han realizado 15 cirugías y se espera la llegada de un hospital de campaña.
Esta misma situación de deterioro, con el 50% de las vías interrumpidas y con el 50% de las viviendas caídas, se vivió en Hualañé y Curicó, cuyos hospitales tampoco se salvaron de la fuerza del terremoto. El 90% del casco antiguo de Curicó está en el suelo. Mientras la población se prepara para pasar días difíciles, algunos comerciantes se lucran con la situación. “Me han informado que están vendiendo el kilo de pan a 3.000 pesos (seis dólares)”, tres veces más su valor, denunció la gobernadora provincial de Curicó, Gloria Rojas.