Mientras pasan las horas, el terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter, que azotó tierras chilenas el sábado en la madrugada y el posterior maremoto en algunos sectores, sigue provocando escenas dantescas a lo largo y ancho de nuestro país.
Dos millones de damnificados, miles de heridos, cientos de desaparecidos y más de 700 fallecidos son las cifras que entregó el último balance de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), ayer a las 15.00 horas.
La mayor parte de las víctimas se produjo en el sur del país, en donde la fuerza de la naturaleza azotó con más fuerza.
En la región del Maule, son, hasta el momento 541 muertos, seguida por la región del Bío Bío, con 64 fallecidos, y las 103 restantes víctimas fatales se distribuyen en las otras regiones afectadas, que son Valparaíso, O’Higgins, La Araucanía y Santiago.
Familiares desesperados por la falta de comunicación, sin saber si sus seres queridos están vivos o muertos; iglesias que están siendo usadas como depósitos de cuerpos sin vida; personas durmiendo en plazas y parques ante el miedo de nuevas réplicas, que hasta el momento han sido más de 100; gente buscando por todos lados alimentos y agua son escenas repetidas en diferentes localidades del centro sur del país.
Para las autoridades, estas cifras son momentáneas y creen que seguirán subiendo a medida que pasen las horas y se vaya llegando a lugares más recónditos, en donde aún no se ha podido apreciar, en vivo, los daños materiales y la pérdida de vidas humanas que provocó el fuerte sismo.
Para cuantificar los daños que ha causado este terremoto a nuestro país, el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, lo comparó con el de Valdivia.
“Desde el año 1960 (fecha del terremoto de Valdivia, el mayor de la historia, de 9,5 grados Richter) nunca habíamos tenido un terremoto así”, dijo el ministro, quien agregó que las autoridades esperan “tener un país más normalizado” en las próximas 48 ó 72 horas.
El ministro del Interior, llamó a la gente a estar tranquila y a no comprar provisiones o gasolina de manera exagerada, asegurando que el abastecimiento de esos productos está asegurado y no habrá escasez.
“Ese problema no lo tenemos”, aseguró Pérez Yoma, quien recalcó que la principal dificultad a solucionar es reparar las carreteras dañadas para normalizar el tráfico de personas y mercaderías.
Por su parte, la Presidenta llamó a la calma y aseguró que el gobierno está haciendo todo lo posible para solucionar los problemas.