Juan Fuentealba y su esposa María Palma, junto a su hijo Omar Fuentealba, se encontraban de vacaciones en Punta Arenas, cuando por medio de los medios de comunicación, se informaron sobre la tragedia y desgracia que se había desatado en Dichato, su pueblo natal, a causa del terremoto y posterior tsunami que golpeó con fuerza el costero poblado de la Octava Región.
El matrimonio, que se dedicaba a actividades comerciales ligadas a la pesca artesanal, pudo ver por televisión como su casa era arrastrada por las marejadas sin poder hacer nada para evitarlo.
El sentimiento de ver cómo la naturaleza les quitaba todo lo que con una vida de esfuerzo habían construido, les embargaba con cada palabra que pronunciaban al entregar su testimonio: “Nuestra casa se la llevó el mar y no dejó nada. Podíamos ver por el televisor, como en donde había una villa próspera y tranquila de pescadores, ahora había sólo escombros y tristeza”, señaló la emocionada mujer que aún no entiende como todo esto pudo pasar.
Agua de mar en las calles, peces, barro por doquier, poblaciones y locales comerciales destruidos, fue el panorama minutos después de que la ola pasó arrasando con casi el 80% del turístico balneario.
Ante este triste escenario que representa lo que muchas familias viven actualmente en la zona afectada por la inclemencia de la naturaleza, un grupo de ciudadanos puntarenenses, encabezado por la coordinadora de la Agrupación de Amigos de los Ciegos de Magallanes (Agaci), Gladys Flower, han iniciado una desinteresada campaña solidaria para ir en ayuda de este matrimonio que lo perdió todo.
Además, la historia de los nortinos damnificados, conmovió al diputado electo, Miodrag Marinovic, quien se comprometió a gestionar una mediagua y la red sanitaria necesaria, para instalar el inmueble en el terreno que se encuentra disponible para ellos en la Prolongación Mardones.