A causa del fuerte terremoto que sacudió la zona centro y sur del país muchas han sido las interrogantes que han surgido en los últimos días respecto de que si la Región de Magallanes está o no preparada para enfrentar una emergencia de magnitudes similares, sobre todo considerando el hecho de que Chile forma parte del denominado Cinturón de Fuego del Pacífico, una volátil red de arcos volcánicos y fosas oceánicas que casi circunda el Océano Pacífico. Se extiende desde las costas de Chile y Perú, subiendo hasta México, más allá de California y bajo el extremo de Alaska, al Oeste, hasta el Lejano Oriente ruso, y hacia el sur a través de Japón, las Filipinas, Indonesia y Nueva Zelandia.
Toda esa zona está compuesta de una serie de fallas geológicas (puntos de encuentro de las placas continentales que conforman la corteza y que literalmente flotan en la lava del núcleo terrestre) en las capas superiores. Las placas están en constante movimiento, chocando unas con otras o apartándose, o causando presión en sus márgenes. Esta energía es liberada con erupciones volcánicas, cuando la lava es expulsada a través de fisuras en la corteza, o con terremotos, cuando la presión hace que la corteza ceda.
La mayoría de los sismos son suaves y ocurren bajo el mar, donde están gran parte de los bordes de la placa continental, pero ocasionalmente se generan explosiones volcánicas, terremotos y deslizamientos de tierra. Cuando ello ocurre, hay destrucción. Y luego vuelve el miedo: ¿Cuándo volverá a temblar la tierra?
A lo anterior se suma que Chile posee más de 2.000 volcanes de los cuales 500 registran actividad. Según expertos, se estima que 42 puedan entrar en proceso eruptivo en un futuro inmediato, otros 16 en los próximos nueve mil años y otros 20 en varias decenas de miles de años más.
El intendente Mario Maturana indicó que Magallanes sí cuenta con un plan de contingencia en caso de producirse alguna catástrofe natural. “De hecho con la Región Militar Austral, la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) y el Gobierno Regional se efectuó un trabajo muy serio en el mes de agosto, en el que se analizaron las verdaderas y eventuales catástrofe que podríamos tener acá. Vimos el tema de los fuertes vientos, coincidiendo con grandes precipitaciones y el derretimiento de nieve, que es un poco lo que nos pasó en el invierno pasado. Creo que por ahí está la mirada primera de lo que pueden ser los eventos climáticos que podríamos tener en la región”, indicó.
Maturana dijo que evidentemente no se podía dejar de lado lo sísmico. “En esta materia hicimos una gestión ante la Onemi para que el proyecto que están financiando ellos, pueda contemplar la instalación de nueve sistemas de medición a lo largo de la región y eso va a venir”, precisó.
Finalmente, la máxima autoridad regional manifestó: “Lo que también nos da la tranquilidad es que las características de los asentamientos humanos que tenemos nosotros no están ubicados en las zonas de grandes mares, donde ocurren los maremotos. Y también nuestros centros poblados están alejados de los puntos de conflicto de las tres placas que tenemos en la región”, precisó.