Crisis y empleo: una oportunidad por Rudolf Löbel

General
25/03/2010 a las 15:14
El terremoto que afectó y devastó la zona centro y sur del país el pasado 27 de febrero dejó efectos inmediatos: destrucción, saqueos y muerte. A dos semanas de tal desastre, los objetivos y tareas han ido mutando de satisfacer las necesidades básicas de los damnificados y reestablecer el orden público, a restablecer la  normalidad. Uno de los pilares de la normalidad es recuperar el empleo. Hay que tomar en cuenta que la Región del Biobío se ha caracterizado por tener una de las mayores tasas de desempleo del país, situación que se verá agravada por esta catástrofe. Se calcula que el número de cesantes aumentará en 7 mil más, afectando a la recomposición y al dinamismo de la economía local. De ahí la importancia de poner recursos en ayudar a los mini empresarios que perdieron sus negocios, a sus empleados, a quienes experimentaron una drástica demanda o fueron víctimas de los saqueos. Incluso, aquellos que sufrieron el robo de maquinarias, herramientas y hasta de sus medios de transporte. ¿Cómo? Entregando la posibilidad de reconvertirse. En ese sentido, el gobierno debería analizar un plan de reconversión para las zonas de catástrofe mirando qué tipo de mano de obra se va a requerir en los primeros dos años para la tarea de reconstrucción de viviendas, de bienes públicos, de la implementación de planes de emergencia, etcétera. Se debe tomar en cuenta que sólo en las provincias de Ñuble y Biobío 22 mil viviendas presentan daños mayores o están inhabitables. Por esta razón, una medida que se puede adoptar es ofrecer a quienes así lo decidan trasladarse a otras zonas donde hace falta mano de obra, bienes o servicios específicos. Además, se puede poner énfasis en la capacitación  y en la formación de especialistas, técnicos, operarios y maestros. La oportunidad es que, ante esta enorme adversidad se tiene una mayor claridad de la demanda que viene y, por ende, se puede enfocar de mejor manera la oferta. Asimismo, la autoridad tiene un rol clave al fomentar a las empresas –independientemente de su tamaño- la creación de puestos de trabajo sustentables, intensificar sus normas de seguridad y terminar con algunos estados de precariedad en el que algunos trabajadores aún se desempeñan.  De esta forma, se puede no sólo mantener el objetivo de crear un millón de empleos, sino incluso incrementarlo a través de un aumento de la oferta. La ecuación es simple: Para  aquellos que cuentan hoy con las habilidades y la experiencia requerida sus salarios aumentarán y, para los que demandan un oficio, la oportunidad esté a la vuelta de la esquina.
Hoy es responsabilidad del gobierno arbitrar los medios para formar esa oferta, incrementar el Sence, premiar a las empresas que toman el desafío de reinventar o reconvertir a un trabajador que hasta ahora tenía otro tipo de experiencia. Y darles una oportunidad.

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