
Ambos fueron traídos de Puerto Natales para ser juzgados en el Tribunal Oral en lo Penal de Punta Arenas que el lunes 29 los encontró culpables de ser los autores del delito de robo con violencia en contra de David Jacob Castillo Gutiérrez, después que el fiscal jefe de la capital de Última Esperanza, Iván Vidal Tamayo, consiguiera probar antes los magistrados la acusación que presentó en contra de los condenados.
El 7 de octubre de 2009, alrededor de las tres y media de la madrugada, cuando la víctima caminaba a su casa, por calle Padre Aliberti, en los momentos que pasaba por una plaza de juegos se le acercaron cuatro sujetos con claras intenciones de asaltarlo. El blanco del atraco alcanzó a identificar a Francisco Robledo, apodado “El Conejo” y a Carlos Aravena, momento en que le solicitaron la entrega de todo el dinero que llevaba. Ante la negativa de la víctima, Robledo y Aravena, más los otros dos sujetos desconocidos, procedieron a agredirlo con golpes de pie y puño. Producto de la golpiza lo arrojaron al suelo y le robaron los cuatro mil pesos que le quedaban en la billetera, más documentos y tarjetas de crédito de casas comerciales, un cable de conexión USB para teléfono móvil color gris y un cable de conexión manos libres para celular.
Después de cometido el delito los delincuentes huyeron del lugar, siendo detenidos minutos más tarde por Carabineros, quienes encontraron en poder de Aravena Cárdenas los dos cables de propiedad de la víctima.
Debido a la agresión, David Castillo sufrió policontusiones múltiples craneanas frontales, herida contuso cortante ciliar derecha, un TEC leve, lesiones calificadas de mediana gravedad.
Inculpatoria para los acusados resultaron las declaraciones de los funcionarios de Carabineros, quienes relataron que los asaltantes eran unos sujetos jóvenes entre los cuales estaba “El Conejo” (Francisco Robledo Paillán), a quien conocían por detenciones anteriores. Los hallaron cerca del lugar del incidente (calle Aliberti) y los interceptaron para luego detenerlos encontrando entre sus ropas especies del robo. Y luego, en la comisaría, Castillo los reconoció.