
Consultado sobre las acusaciones que ha recibido el Vaticano por supuesto ocultamiento de información del Papa Benedicto XVI, el obispo entregó su visión haciendo referencia a que los organismos encargados de transmitir la información escandalizan a la población. “Los medios de comunicación lo sacan con letras más grandes”, argumentó González, agregando que las personas que cometieron errores deben recibir ayuda y no ataques.
Relató que las heridas provocadas en estos casos se pueden sanar, por medio de una buena formación entorno a una sexualidad justa. Arguyó que la sexualidad forma parte de todas las personas y no es algo puramente externo, sino que es la manera en que la gente se comporta, y donde es fundamental que hombres y mujeres crezcan en su realidad.
En la ocasión, se recordó el “Caso Low”, donde González recalcó que sintió mucha pena y congoja, señalando que “yo era muy amigo de su familia. A él lo conozco desde que era muy pequeño. Caminábamos juntos, le dí su primera comunión, la Confirmación, después acepté que fuera seminarista, y después me ayudó mucho en la pastoral juvenil”.
A pesar del bullado caso de pedofilia, donde figuró Low, el obispo puntualizó que “nunca vi ni encontré nada negativo en él… Cuando supe lo sucedido, me dio mucha pena y recé demasiado. Actualmente lo llamo todos los días para animarlo y para apoyarlo en estos momento difíciles. Yo acato lo que dice el evangelio, que es amar y no condenar”.
El obispo expresó que lo primero que le dijo al enterarse de la noticia fue: “Jaime, el señor te ha dado una cruz muy pesada, llévala como Cristo con humildad y sencillez. El diálogo con todas las personas te va a ayudar, ya no tienes que encerrarte en ti mismo”.
En la entrevista, volvió a mencionar que estos casos “la culpa la tenemos todos, ya que todos sufren, incluso los que lo han provocado”, concluyó.