
A poco más de dos meses del terremoto que nos remeció con un 8.8 Richter, las consecuencias aún son devastadoras. En materia de edificaciones, aunque en términos generales Chile pasó la prueba antisísmica, los edificios siniestrados e incontables viviendas que sufrieron daños –que aunque no alcanzan para demolición ni tampoco cuentan en los registros oficiales- son muchos.
Frank Sanhueza, Director de Ingeniería Civil de la Universidad Andrés Bello, comenta que los daños más recurrentes se registraron en viviendas que tenían ampliaciones. Por ello, se hace urgente tomar conciencia de algunas recomendaciones como contratar siempre a trabajadores que tengan conocimientos formales de construcción y comprobada experiencia. Muchas ampliaciones que habían sido hechas por maestros informales o también denominados “chasquillas”, colapsaron para el terremoto, porque no se unieron adecuadamente a la construcción original.
Sanhueza aconseja tener claro antes cuánto se quiere invertir y para ello consultar a un ingeniero constructor o arquitecto, para que dé una solución al plan trazado y luego los maestros lleven a cabo este proyecto. Sin embargo, esta labor debe estar continuamente supervisada por el profesional a cargo.