
Muchas opiniones se han emitido sobre la construcción de un puente que permita unir en forma expedita, eficiente y rápida a los pobladores de la isla grande de Chiloé con Puerto Montt y por ende lograr la anhelada conectividad con el resto del país y llegar sin dificultades a los grandes centros culturales y comerciales. Muchos parlamentarios han enarbolado la construcción del puente como plataforma de lucha en sus campañas electorales y pese a ello aún no se ha conseguido el objetivo final, y al parecer, esta idea nuevamente quedará en el recuerdo debido a que la crisis económica internacional ha afectado considerablemente los presupuestos para mejorar la infraestructura vial, y los dólares recibidos por los excedentes del cobre en el mercado internacional han sido y seguramente serán destinados para otras prioridades que el país tiene y ahora el panorama económico será prioritario en la reconstrucción de las ciudades destruidas por el terremoto y tsunami en la zona centro sur del país. Han habido muchas conversaciones, asambleas, mesas de diálogo, protestas ciudadanas y discusiones de alto nivel nacional y al final parece que el puente Chacao quedará postergado una vez más, pero, la idea y la necesidad de su construcción estará siempre presente en la mente de los ciudadanos, aún pensando en las dificultades que esa utopía podría significar al erario nacional o a quien le correspondiese solventar el costo de esta obra. Haciendo un poco de historia, debemos recordar que la unión entre Chiloé y Puerto Montt sólo se hacía por vía marítima a través de pequeños barcos, que surcaban los canales desafiando temporales que hacían imposible acercarse a los lugares de desembarco, debiendo permanecer los buques a la deriva, hasta que se calmase el enfurecido mar y recién se podía abandonar la nave a través de botes a remo, poniendo en constante peligro la vida de los pasajeros.-Luego aparecieron los trasbordadores que permitieron un desplazamiento más expedito y el puente pareció quedar en el olvido convirtiéndose en un sueño más. La idea no ha desaparecido y los hijos y nietos de estos viejos luchadores han enarbolado nuevamente la bandera de la esperanza y ésta ha renacido con la misma fuerza de antes. Se espera que las autoridades gubernamentales sean consecuentes con las necesidades de los habitantes de este hermoso archipiélago y consideren las propuestas hechas y el puente pueda ser una realidad, dada la alta tecnología que existe en el mundo para este tipo de ingeniería y que en la actualidad se puede construir sin grandes dificultades técnicas.