
Estos hechos se cometieron, según logró demostrarlo el fiscal regional Juan Agustín Meléndez en el juicio, en la ciudad de Puerto Natales entre los meses de octubre y principios de noviembre de 2008, en contra de una menor de 14 años.
El condenado se aprovechó de la confianza que su persona generaba en la niña, “por tratarse del arrendatario de un inmueble de propiedad de sus padres”. La primera vez la subió al auto ofreciendo llevarla a su casa. Pero se desvió del camino, bajo el pretexto de tener que pasar a buscar a un amigo, y la llevó a un sector eriazo, camino a Dumestre, donde consumó el primer delito. En los quince días siguientes repitió su actividad, dos a tres veces por semana, utilizando la misma maniobra, bajo amenazas de lesionar a su madre o al pololo.