Aunque este año la prueba naútica no se pudo concretar debido a que la atención de su organizador, la IIIª Zona Naval se tuvo que desviar prioritariamente hacia las zonas afectadas por la catástrofe, sigue siendo valorada, en especial por uno de los pioneros del remo en la región, Juan Villarroel Barrientos.
Magallanes, zona marítima por excelencia, cada año es testigo de la competencia de boga “Glorias Navales” que se lleva a cabo en Punta Arenas para celebrar el mes del mar.
Ya es tradición que desde los años 80 un promedio de 12 equipos de remeros se reúnan para dar vida a una regata a bordo de chalupas, estas pequeñas embarcaciones de madera que deben estar listas con una capacidad de 5 remeros más un timonel. Para correr una distancia de 1000 metros por las aguas del Estrecho entre el muelle Prat y las ex dependencias de Asmar.
Es así como la prueba naútica organizada por la IIIª Zona Naval de Punta Arenas, ha logrado convocar a más de un centenar de deportistas y aficionados del remo que representando a diferentes empresas e instituciones de la ciudad, rinden homenaje a Prat.
Y pese a que este 2010 la actividad que tenía lugar las primeras semanas de mayo debió suspenderse producto de las necesidades generadas por el terremoto del pasado 27 de febrero, uno de los precursores de la boga en la región, quiso agradecer la iniciativa de la Armada para con ese deporte.
Se trata de Juan Barrientos Villarroel, remero chilote de 76 años que llegó a Punta Arenas a trabajar como movilizador marítimo hace muchos años  en los muelles magallánicos, lugares que vieron nacer su afición por el remo.
“Yo alabo lo que hacen ellos, lo encuentro una gran obra para el deporte magallánico”, manifestó Villarroel.
Este hombre de mar, como el mismo se autodenominó, ha sido durante más de 30 años el capitán y encargado del equipo de boga “Los Chilotes Mercenarios”. Iniciaron su debut en las aguas del estrecho y en el marco de la regata “Glorias Navales” por el año 1979 y de allí no pararon de obtener títulos que los posicionaron como permanentes triunfadores.
Hasta el año 2000 participaron en la competición, pues de allí en adelante y según Villarroel, “faltó motivación”.