
Sólo queda resignarnos. Los desastres en los resultados, las pésimas condiciones laborales, profesores agredidos, amenazados, cargas horarias que no resisten ningún análisis, políticas educacionales improvisadas, alumnos que no “quieren hacer nada” y diligentes y amorosos padres (espero que usted no) que reclaman al ver vulnerados los derechos de sus hijos con tanta tarea, tanto “rojo” y tanto trabajo para retoños que no son capaces de cumplir con llevar un recorte de diario como tarea… ¿Cree que exagero?...Averigüe cuánta licencia por estrés y depresión anda rondando por las oficinas de la corporación y cómo se está consolidando la “ley del cero esfuerzo” en las aulas nacionales y en el seno de nuestras familias…La manoseada palabra derecho ha transversalizado nuestro discurso educativo y, no sé en qué rincón, vaga por la senda del olvido, la palabra deber. Todo el lenguaje y políticas educacionales, ha sido inundado de derechos, de beneficios, nada de obligaciones, nada de responsabilidad, de compromiso… Las culpas van y vienen y el relativismo nos va consumiendo como cáncer sin aviso: hacen lo que quieren, no piden permiso para nada (o no se te ocurra negarlo), todo el fracaso es de los otros, no leen, no entienden instrucciones, tildan groseramente a los que cumplen, insultan a los que se sacan buenas notas, se enojan y agreden si alguien recuerda que hay que entregar un trabajo, que hay evaluación o que trajiste la tarea…Imponen la cultura del esfuerzo nulo y la defienden a ultranza, es más fácil dedicarle tiempo al play station, al messenger, al chat, a los programas “bacanes” que la llevan en la tele porque en los colegios las materias son “fomes” o “no sirven para nada”… plop…Y, ante argumento tan sólido y rojos por doquier, alguien tiene que responder, entonces, miramos hacia otro lado, buscamos (no en nuestras responsabilidades, no en nuestras familias y exigencias, no en nuestro control), a los sospechosos culpables de siempre: los profes… Mal preparados, no saben enseñar, son aburridos, no se actualizan, tienen tres meses de vacaciones, hacen huelga por cualquier cosa y ejercen un “notorio abandono de deberes”… Malos todos: directores, inspectores, profesores de aula, auxiliares, administrativos, el que atiende el kiosco y el que entrega la correspondencia, todos, salvo –obviamente-, nosotros, mi entorno, mi compromiso, mi responsabilidad… ¿Exagero?... Vean lo que hicieron con Julián Mancilla, dirigente gremial, personaje público que –por rencillas con siniestros personajes que rondan por la educación- ha sido tratado en forma peyorativa dejando entre dichos su capacidad profesional. ¿Por qué no actúan de la misma manera, con el mismo rigor con otros directores (autoproclamados como mesías) que depositaban en sus “cuentas personales” los dineros cobrados por su famosa cuota de materiales? Silencio, como siempre, culpable. Es tanto el desastre que cualquiera que obtenga mínimos resultados es erguido a la categoría de héroe. Para ustedes, como siempre, un abrazo.
P.S.: menos para los que siguen abusando del magisterio.