
La Biblia describe al beso como un acto de codicia y traición, pero, la versión más creíble sobre el origen del beso es el que la madre da al hijo recién nacido en su primer contacto físico y ese gesto de amor filial ha perdurado hasta nuestros días. El beso es un acto que expresa amor, sin embargo este sencillo gesto se ha popularizado tanto en el tiempo que hoy día es un saludo habitual, como años atrás lo era un apretón de manos. Poco a poco esta costumbre se ha ido perdiendo en el tiempo y así fue como los pueblos han transformado sus hábitos sociales y sus relaciones interpersonales. Los procesos socioculturales también se han transformado y hay que acostumbrarse a ellos, sin dejar de luchar por mantener sus costumbres si estas conductas son positivas. El beso, actualmente, es usado como un acto protocolar y es habitual ver en diferentes ceremonias públicas a autoridades y dirigentes de todos los niveles bajar ágilmente de los estrados en que se encuentran circunstancialmente para congraciarse con sus seguidores y mediante un beso en la mejilla transmiten el afecto que los une en ese momento con los ciudadanos. Pese a todas las especulaciones que se puedan hacer al respecto, no dejan de ser válidas estas conjeturas porque existiendo besos que expresan amor, como el de los padres cuando se despiden de sus hijos camino a la escuela y la alegría que se experimenta cuando sus retoños vuelven sanos y salvos al hogar, también existen aquellos que hoy se dan por simples compromisos sociales. Los años corren raudos en nuestras vidas y no nos damos cuenta cómo marcan su paso implacable en el cuerpo y en el alma y nos sentimos gratificados cuando recibimos un afectuoso beso de los hijos en nuestras mejillas y es entonces cuando sentimos que nuestra frente arrugada por el fuerte sol del desierto o por el frío penetrante del sur se abre tiernamente al amor y la piel flácida propia de la vejez se siente rejuvenecida al recibir el beso cariñoso de los nietos que son la prolongación de la vida y el amor. El beso a pesar de ser un acto íntimo y personal, ha pasado a ser un hábito común y de fácil visualización que ya no causa extrañeza. Son muchas las parejas que haciendo caso omiso de la presencia de terceras personas en lugares públicos, se besan apasionadamente y ellos siguen absortos en su acción sin importarle lo que los demás piensen, dejando que el mundo siga su curso girando sin cesar. Los sociólogos dicen que es la modernidad que llega con todos sus cambios y a ello hay que acostumbrarse por lo tanto con esa premisa muchas cosas más serán diferentes en el futuro y es mejor estar sicológicamente preparados para aceptarlas como ya lo estamos viendo a diario o sucumbir en el aislamiento social.