Comedor fraterno de Arauco 271

General
05/07/2010 a las 21:31
Todos los lunes, entre las 11.45 y las 12.45, dan almuerzo a 70 personas que viven en situación de pobreza, vulnerabilidad y exclusión social.
Hoy, como cada lunes, desde hace cinco años, la sede de la Conferencia San Vicente de Paul de la parroquia Cristo Obrero, ubicada en calle Arauco Nº 271, en el Barrio Prat de Punta Arenas, abrirá sus puertas, a las 11.45 horas, para recibir a las más de 70 personas que viven en situación de pobreza, que cada semana llegan hasta allá para almorzar.
“Ellos nos adoran. Vienen de todos lados: los que viven debajo del puente, en la playa; los alcohólicos, los drogadictos; incluso personas del norte que perdieron todo a causa del terremoto”, cuenta la presidenta de dicha organización solidaria, Violeta Díaz Ampuero.
La dirigenta cuenta, además, que en la preparación de un almuerzo se gastan más de cinco kilos de carne y, dependiendo de la ración semanal, 18 paquetes de tallarines o bien, nueve kilos de lentejas o nueve kilos de porotos, que nueve de las 27 socias activas se encargan de preparar, desde las 8.00 horas.
Para el financiamiento mensual de esta obra solidaria, la Conferencia San Vicente de Paul de la parroquia Cristo Obrero cuenta con el aporte de alrededor de 40 socios colaboradores y con lo que recaudan en los bingos que realizan mes por medio. Afortunadamente, también cuentan con la solidaridad de algunas instituciones no gubernamentales, educacionales y comerciales, como son el Club de Leones Punta Arenas,  las escuelas Patagonia y Padre Hurtado, la Panadería Laurita y la Carnicería Don Ángel. Sus donaciones permiten complementar el almuerzo semanal, comida fundamental para aquellas personas que  no tienen nada.
Al respecto, Violeta Díaz destacó la preocupación y colaboración que han recibido de parlamentarios, como el senador Carlos Bianchi y el diputado Miodrag Marinovic.
Historia de esfuerzo
El 5 de agosto de 2005 comenzó a funcionar en calle Arauco 271 el comedor fraterno de la Conferencia San Vicente de Paul de la parroquia Cristo Obrero. En esa oportunidad, y como no se hizo mayor difusión, no llegó nadie, según recuerda Violeta Díaz. Hoy, casi cinco años después, decenas de personas que viven en situación de pobreza, vulnerabilidad y exclusión social, tienen la posibilidad de ser acogidos y atendidos no sólo con un almuerzo, sino, también, con el cariño, preocupación y dedicación de un grupo de mujeres que nunca pensó que esta obra solidaria crecería al punto de atender, hoy en día, hasta 90 personas en un solo día.

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