La Asignación Familiar es un ítem que se agrega al sueldo o pensión, siendo una conquista social, para entregar mayor capacidad de compra a los trabajadores en general.
En sus inicios el monto alcanzaba interesantes cantidades, que realmente ayudaban a adquirir vestimenta, calzado, material escolar, etc.
Hoy en día, la Asignación Familiar, no cumple el objetivo para el que fue creado, por su escaso monto y su ninguna incidencia en el bienestar de los hogares chilenos.
Comentamos esta situación, porque informados por los medios de comunicación, el  Senado de la República, estaría estudiando la posibilidad de modificar el actual valor.
Se reconoce la preocupación de los legisladores, pero es hora que se tome en serio en su real acepción este beneficio, que dejó de serlo hace bastante tiempo.
Tal como fue concebida esta asignación en sus inicios, su monto debiera estar por los $50.000, para que vuelva a recobrar el valor que tenía antiguamente.
Si se aplica el criterio usado con el sueldo mínimo, no vale la pena perder el tiempo en conversaciones que terminarán con un aumento de no más allá de $500.-
El Presidente ha manifestado su deseo de beneficiar a las familias con un sueldo ético familiar.  Esta sería la oportunidad de sumar a los sueldos, una Asignación Familiar con una cantidad que realmente sirva al hogar en su diario vivir y sea un alivio económico.
Hoy en día se solicita en los tribunales “pensión alimenticia”, para los hijos, cuando el padre o madre no se preocupa por su bienestar si la Asignación Familiar tuviera un valor real a las necesidades de los menores, no sería necesario recurrir a los tribunales, ya que este beneficio debe entregarse directamente a los favorecidos, evitando de esta manera, discusiones, pérdida de tiempo y papeleo que encarecen estos juicios.