Ayer recuperó su libertad el pescador natalino Sixto Pablo Ayancán Ayancán, quien desde el viernes 9 de julio se encontraba privado de libertad luego de que el Tribunal de Garantía de Puerto Natales le aplicara la medida cautelar de prisión preventiva tras ser formalizado .... por un delito de homicidio que habría confesado, y que habría acontecido hace 11 meses a bordo de una embarcación atracada en el muelle de Puerto Natales.
Juan Ignacio Lafontaine, defensor del imputado, expresó que la Corte de Apelaciones de Punta Arenas, acogió la apelación presentada y resolvió por unanimidad revocar la medida de prisión decretada por el juez Jorge Lavín Saint-Pierre, ordenando la inmediata libertad de su cliente, sin ninguna otra medida cautelar en su contra.
El defensor explicó que el fundamento del recurso presentado señalaba que no correspondía aplicar la medida de prisión porque no estaba acreditado el delito, ya que no está el cuerpo de la víctima, ni la causa de muerte de la misma.
Sostuvo, además, que “así como bien señala el artículo 340 del Código Procesal Penal, que no se podrá condenar a una persona con el solo mérito de su propia declaración,  menos lo es para imponerle una medida tan gravosa como la prisión preventiva, pues se requieren de pruebas materiales suficientes que permitan probar que se cometió el delito”.
Madrugada fatal
Según la confesión de Sixto Ayancán, la madrugada del 20 de febrero de 2009 se habría reunido con la víctima Fernando Ojeda Navarro, de 47 años, y un tercero, identificado como Marco Barría Ruiz, para beber en locales nocturnos de Puerto Natales.
Ayancán y Ojeda habrían sostenido una acalorada discusión, la cual continuó hasta que llegaron hasta la embarcación pesquera Adonai I. Sorpresivamente, Ayancán cogió una escopeta y dio muerte a Ojeda.
El cadáver fue llevado a bordo de la nave y en una playa Ayancán y Barría cargaron una gran cantidad de piedras en una bolsa.
Luego el autor confeso amarró el cuerpo de Ojeda a la bolsa y lo lanzó al canal Morla Vicuña, a 55 millas naúticas de Puerto Natales.
El lugar presenta una profundidad de 96 metros, lo que dificulta el rescate de los restos del malogrado pescador.