
Creo que todos, sea por teoría sea por vivencia, reconocemos distinción tan obvia. Pareciera que la cordura se impuso (por fin) y –de una vez por todas- se dejen de lado verdaderas tonterías del municipio en contra de nuestro dirigente gremial, colega Julián Mancilla. Porque como ya he repetido hasta el cansancio, no veo ganancia alguna al desvincular en forma tan artera bajo los respetables preceptos de la legalidad –que a vox populi se sabía injusto- a quien (por votación de urna democrática) ha sido nuestro vocero y defensor de la causa de la educación. Argüir como causa de abandono de deberes situaciones que a otros se les ha ocultado como basura bajo alfombra, me parece injusto a secas. ¿Legalidad?..., legal sería que los que ostenta cargos de asesorías “chantas” den un paso hacia donde quieran y le den cabida a funcionarios, que estando dentro del municipio, se ven pasados a llevar en remuneraciones y dignidad por estos autodenominados asesores que no sabemos qué realizan en realidad. Legal sería respetar los años de servicio, la experiencia ganada en el día a día, la capacidad para resolver (y no provocar como tristemente hemos presenciado) problemas, legal sería que –por una cuestión de dignidad- no se les pase a llevar impunemente en las rentas, eso sería lo legal y, por supuesto, lo más justo que uno esperaría de las autoridades… Pero, usted y yo, hemos sido testigos de que las cosas no funcionan así. Cuando la legalidad disfraza la rencilla personal, el interés bajo y personalista, cuando la legalidad pasa a llevar el bien común, se raya en la injusticia… Pero como el que nada oculta, nada teme, tuvo que ser el tribunal del trabajo el que devolviera la esperanza y la confianza en la justicia a todos los que hemos visto denigrado no sólo a un dirigente, sino que a todo el magisterio. Queda a la vista que la educación es un problema que no quieren o no saben solucionar, no se puede estar impávidos frente al desprestigio sistemático de algunos voceros, autoridades, asesores, en contra del profesorado, no podemos permitir que a la primera disidencia se nos arroje cual bofetada el tema de la calidad (como una vez lo hiciera el concejal Bocazzi contra Julián en el programa de Gonzalo Espina), como si la calidad, estimado concejal, sólo fuera responsabilidad exclusiva de los docentes, olvidando el contexto familiar, la sociedad enque vivimos, las desigualdades, el modelo económico y un etcétera que podríamos alargar…Vea los colegios, cuenta el número de alumnos por sala, las cargas horarias, las jornadas maratónicas, la falta de recursos, conversa con los involucrados en forma directa (como Roberto Sahr y su preocupación por la escuela de Barranco Amarillo), aprendan de esa gestión y una vez enterados de la realidad oculta de la educación, arrójennos lo que nos corresponde, aunque no lo crean, hay más profesores capacitados y con vocación que los estúpidos reportajes televisivos que de unos cuantos casos hacen la mayoría. Bien por el tribunal del trabajo, bien por su sensatez y por devolvernos la fe en una justicia que –en realidad- no es tan ciega. Para ustedes, como siempre, un abrazo.
P.S.: menos para los que se ocultan tras la legalidad…