Padres no encuentran consuelo ante brutal homicidio de su hija

General
28/07/2010 a las 08:20
“La mató por celos”, es lo que piensa Miguel Pineda Duarte, al buscar explicaciones para el alevoso crimen de su hija Lorena Pineda Vargas, de 27 años. La pareja que tenía, Pedro Muñoz Salgado, un hombre 16 años mayor que ella y que luego se quitó la vida ahorcándose ... al interior de un dormitorio de la casa donde vivían ambos, en calle Los Cóndores Nº 1798, en Puerto Aysén.
La víctima nació en Punta Arenas, el 21 de septiembre de 1982. Sus estudios básicos los cursó en la escuela Arturo Prat, y el primero y segundo medio en el Liceo Sara Braun.
Hace unos años tomó la decisión de irse a vivir a Aysén, donde conoció a Muñoz, pero nunca perdió contacto con su familia en Punta Arenas. Prueba de ello es que antes del crimen había estado con su pareja en nuestra ciudad. Vino a ver a su familia (sus padres están separados) y pernoctó en casa del papá.
“Ella me regaloneaba muchísimo. Era una hija increíble, ejemplar de trabajadora y luchadora por salir adelante. Los días que estuvo acá me consultaba qué quería comer y me preparaba comidas muy ricas”, recordó ayer Miguel Pineda, mientras era saludado por todas las personas que llegaban al velatorio, en la capilla Domingo Savio.
Muñoz terminó ensañándose con la mujer a quien habría golpeado brutalmente hasta dejarla sin vida. Todo producto de los celos enfermizos. “Pero si cuando estaban en mi casa él no la dejaba hacer nada sola. Andaba detrás y si ella se metía a chatear al computador la seguía y miraba lo que estaba escribiendo. Incluso escuchaba cuando la llamaban por teléfono”, contó a Diario El Pingüino Miguel Pineda, corroborando con esto el accionar del homicida.
Aún cuando la víctima fatal tenía una hermana gemela, madre de tres hijos, el padre está sufriendo muchísimo por la partida de su hija Lorena, a quien quería mucho “porque siempre me venía a ver”. Aunque entiende que económicamente para la hermana no es tan fácil desplazarse con una familia más numerosa.
Pineda recordó que llegó a Punta Arenas procedente de Coyhaique en 1978 y nunca más se fue. Estuvo casado con Gladys Vargas.
Consultado si percibió algo que pudiera gatillar la tragedia de su hija Lorena, respondió que la relación dejaba entrever cierta aspereza, “pero nunca tanto como para quitarle la vida”. Las parejas siempre tienen conflictos que pueden arreglarse, “pero no de esta forma”.
“Para mí que la mató por celos, porque sospechaba de cualquier cosa. Este tipo la vigilaba mucho, y quién sabe quizas tenía complejo de inferioridad”. Al padre le llamó la atención que “siempre andaba metido en todo, sobre todo cuando hablaba por teléfono o usaba el computador portátil para chatear. Él tenía que estar revisando el tema que estaba tratando y si salía a comprar tampoco la dejaba sola”.
La madre
La madre de Lorena Pineda, Gladys Vargas, viajó a buscar los restos de su hija, y ayer estaba en el velorio recibiendo todas las muestras de cariño que le entregaba la gente.
Mucho no pudo hablar porque primaba el cansancio de un viaje extenuante, sin embargo, no escatimó elogios para la hija a quien recordó como “una persona muy luchadora”.
Respecto de la otra gemela, y que fue quien encontró muerta a su hermana, dijo que aún está muy choqueada y que “lo que más le va a costar superar es no haber podido hacer nada por salvarle la vida a Lorena”.
Angustiada por este capítulo negro, lamentó que a una de sus hijas le tocara vivir esta fatal experiencia.

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