
Esta aseveración surgió luego de constatar cómo muchas de las situaciones negativas que afectan a Punta Arenas son adjudicadas por parte de puntarenses a la llegada de “nortinos”.
Este calificativo equivale en Magallanes directamente a una ofensa, a una condición anormal e indeseada para quienes son nacidos y criados en la zona desde hace generaciones.
Por ejemplo, es una creencia extendida en entre la ciudadanía que los delincuentes y criminales que están encerrados en la cárcel local son “nortinos” que llegaron con sus malas costumbres a aprovecharse de la confianza y bondad de la gente local.
Sin embargo, según catastros de Gendarmería, Carabineros e Investigaciones, más del 95 por ciento de las personas privadas de libertad en la cárcel de Punta Arenas, son hijos de esta tierra, criados y crecidos en Magallanes.
Estas necesarias consideraciones derivaron de un reciente hecho delictual, en que un joven trabajador de 17 años que labora en la construcción del nuevo hospital, junto a su padre, robó el auto de una mujer para “salir a dar una vuelta”. El muchacho fue atrapado por la policía, para luego ser puesto en libertad, no sin antes quedar bajo medidas precautorias y bajo la supervisión de un organismo que trabaja en la reinserción de jóvenes en la sociedad.