
Conocida la esperanzadora noticia que los 33 mineros están con vida, esta hazaña continúa ahora con su rescate, tiempo que se estima en unos tres a cuatro meses, que serán no sólo difíciles para ellos, sino también para sus familias y cercanos.
Macarena Norambuena, coordinadora de Psicología de la Universidad Andrés Bello, comenta que lo principal durante este período será apoyar mucho psicológicamente a las familias de quienes continúan bajo tierra. Trabajar con ellas esta dura espera y ayudarlas a afrontar la salida de sus seres queridos en un tiempo más. A los mineros, explicarle a cada uno que las manifestaciones sintomáticas serán muy diferentes entre ellos y es bueno estar pendientes de posibles cuadros sintomatológicos como estados de shock o estrés post traumático.
“Es difícil decir qué cosa los ayudará a hacer más llevadera su espera, ya que vivir tantos meses en las condiciones que permanecen se sobrepone a cualquier ser humano. Sin embargo, lo más importante es sentir que están haciendo algo por ellos, que cada día se trabaja por su rescate”, precisa.
Dentro de la mina, asegura que lo óptimo es tratar de buscar y respetar algún líder que los organice, calme y oriente. Por otro lado, entregarles actualizaciones de la vida en general, como los trabajos de rescate y noticias de sus familias, para mantenerlos siempre en contacto real.
Según la psicóloga, será un trabajo difícil a distancia, por ello es sumamente importante enfocarse en las familias para tenerlas los más fortalecidas posible para cuando ocurra el rescate, y ahí poder darles todo el apoyo (psicológico y familiar) que cada uno requiera.