
En la oportunidad sostuvo importantes reuniones con los trabajadores del sector para conocer cuáles eran sus impresiones al respecto. En entrevista con Diario El Pingüino se refirió a los avances de la zonificación, a las concesiones acuícolas en espera y al qué hacer para no repetir los errores que cometieron las regiones de Los Lagos y Aysén.
- ¿Cuál es la percepción que le quedó a usted del trabajo que se está desarrollando en Magallanes respecto de la Zonificación del Borde Costero?
“Las personas que tienen esto a su cargo en el Gobierno Regional están trabajando. Nos mostraron los avances que habían en las cuatro provincias y a simple vista uno puede captar que existen algunos detalles que no han sido captados. En la Provincia Antártica hay que incorporar por ejemplo las caletas de los pescadores artesanales, sus caladeros, atractivos turísticos, los futuros puertos, caminos, etc. Por lo tanto, hay trabajo pendiente. En el caso de Tierra del Fuego, están más avanzados pero también hay que incorporar algunos puntos y en lo que se refiere a Magallanes y Última Esperanza hablamos con las organizaciones de pescadores artesanales para que aceleren el procedimiento de incorporarse a este elemento, porque en el caso contrario venciendo el plazo que establece la ley, van a quedar las actuales áreas vigentes para la acuicultura y eso no es un buen escenario porque entonces, todos los actores turismo, conservación, pesca artesanal, acuicultores, sistemas de energía tienen que quedar representados. Esta es la ruta de navegación que se establece mediante acuerdos, sobre todo ahora que el Parlamento lo ha llevado a rango de ley, porque antes era sólo un decreto”.
- ¿Qué es lo que más le preocupa a usted de su encuentro con los pescadores?
“Fundamentalmente, que los pescadores artesanales construyan mayores lazos de unión, el que se diversifiquen en su actividad y que sus problemas sociales los canalizan a la institucionalidad social y no se resuelvan estos temas con cargo a los recursos hidrobiológicos, que es lo que históricamente se ha hecho y eso ha significado el colapso de los recursos y el decaimiento social de los pescadores”.
- ¿Cómo ve el tema de las 1.600 concesiones acuícolas que se encuentran a la espera?
“Ese fue un tema que discutimos en una reunión que sostuvimos con las autoridades regionales y con la Comisión de Zonificación del Borde Costero, queda claro que éstas van a ser drásticamente reducidas, porque la nueva ley exige espacios más grandes entre las concesiones, mayor respeto a la zonificación del borde costero y además tienen que tener normas sanitarias, ambientales e incluso, bienestar animal, bastante más estrictas”.
- Uno de los principales temores que existe respecto de la instalación de la industria de la salmonicultura en Magallanes tiene que ver con que no se repita lo que ocurrió en Los Lagos y Aysén ¿qué podría decirnos de ello?
“Toda actividad nueva puede constituirse en una amenaza, sin embargo, en esta materia la nueva Ley de Pesca que se sacó en el Senado, establece una acuicultura totalmente distinta a la que se conoció en los Lagos y Aysén que por sobrepasarse en sus densidades, en el uso de antibióticos, por no tener una fiscalización adecuada, llevó a una situación de crisis por el virus ISA, la acuicultura nueva impide que esto suceda, porque hay más fiscalización, que antes era realizada por la propia empresa, normas de no uso de antibióticos de modo preventivo, medidas sanitarias, bienestar animal, no se puede superar determinadas densidades en una jaula, esto va a permitir que la acuicultura tenga mayores garantías. Ahora, los pescadores artesanales y el turismo deben tomar los resguardos y participar en el monitoreo de esta actividad, para que tengan las confianzas correspondientes”.