
El defensor juvenil explicó que la ley permite cambiar la modalidad de cumplimiento de una pena, cuando el condenado presenta avances. Ya que un régimen cerrado podría transformarse en un obstáculo para el proceso de rehabilitación del adolescente, “por eso la ley otorga la posibilidad de sustituir la pena por una sanción menos intensa”.
Ayer Alex Otárola Nievas, uno de los autores del homicidio calificado del jefe de familia, Óscar Torres Uribe, hecho de sangre ocurrido el 12 de septiembre de 2004, fue favorecido con esta medida aunque se le previno que al más mínimo incumplimiento podría volver al sistema actual.
Homicidio
Hace cinco años, la madrugada del 12 de septiembre, y en circunstancias que la víctima se encontraba al interior de un vehículo estacionado en calle Emilio Covacevích, próximo a la ex sede vecinal de la Junta de Vecinos “Villa Selknam”, donde se realizaba una fiesta, una turba atacó la sede y el automóvil donde se encontraba la víctima a quien luego sacaron violentamente del interior. Una vez que Torres Uribe estaba fuera del vehículo fue golpeado y cayó al suelo sumándose a la agresión Sebastián Curiche Vergara, apodado “El Seba”, Israel Villarroel Alvarado, alias “El Ganso”, Alex Otárola Nievas, apodado “Alito” y Nelson Rubén Ampuero Mora, apodado “El Guarén”.
Según la sentencia de la época, “Otárola Nievas y Ampuero Mora, premunidos de armas corto punzantes procedieron a propinar certeras y violentas puñaladas en diversas partes del cuerpo a la víctima Torres Uribe -que se encontraba en el suelo y sin posibilidad alguna de defensa y reacción- frente a los golpes y puñaladas proferidas por todos los imputados, -obrando todos a traición y sobre seguro-, sin detrimento propio de su persona. Luego de ello, todos los imputados se dieron a la fuga, oportunidad que Sánchez, Otárola y Curiche abordaron el propio vehículo en que se movilizaba la víctima Torres Uribe para huir del lugar”.
A consecuencia de los diversos golpes y puñaladas proferidas a la víctima Óscar Rolando Torres Uribe falleció.
El 15 de noviembre de 2005 la justicia condenó a Sebastián Curiche y a Nelson Ampuero a 15 años de presidio, “en calidad de autores del delito de homicidio calificado”.
Mientras que los entonces menores de edad Israel Villarroel Alvarado y Alex Otárola Nievas recibieron una sanción de diez años de presidio efectivo cada uno.
Tras permanecer cinco años en prisión, ayer Otárola recuperó la libertad gracias a la sustitución del régimen de cumplimiento de pena, de cerrado a semicerrado, y por los informes que avalan su buen comportamiento al interior del penal.