Estadísticas que indignarían a cualquiera son las que dio a la directora del  Programa de Protección Especializado en Maltrato y Abuso Sexual Infantil y Adolescente “Padre Viganó” de Punta Arenas, la psicóloga Mónica Cerro Mercado: de los 140 casos que han atendido en el último trienio, es decir, entre los años  2007 y  2010, el mayor porcentaje de maltrato sexual recae en niñas de entre diez y 14 años; y en niños de entre cinco y nueve años.
Asimismo, el mayor porcentaje de agresores sexuales corresponde a hombres que, además, en la mayoría de los casos son amigos, cercanos o conocidos de los familiares de la víctima.
También, en base a las cifras con las que cuenta el Centro “Padre Viganó”, aumentó en el último tiempo el número de agresores menores de 18 años. Es decir, hoy en día, son precisamente los adolescentes varones, denominados “ofensores sexuales” los que agreden sexualmente o violan a sus pares, muchos de ellos víctimas, también, de este tipo de delito, durante su infancia.
Por lo mismo, la profesional hizo un llamado principalmente a la familia a hacer caso y creerles a los menores cuando denuncian este tipo de delitos en su contra. “Muchas veces la “piedra de tope” es la propia familia”, dijo, agregando que un tratamiento para superar este episodio traumático, que en teoría debería durar un año, en la práctica demora mucho más, a causa de la incredulidad y negación en que muchas madres caen frente a un testimonio tan impactante como éste, de parte de un hijo o hija.
Único en la región
El Centro “Padre Viganó”,  dependiente de la Fundación Esperanza, es el único de este tipo en la Región de Magallanes. Funciona desde hace nueve años en Punta Arenas, donde está ubicado en calle Chiloé 1156 (interior); y en Puerto Natales, donde tiene una sede ubicada en calle Ovejero 1205.
Su misión es ayudar a niños, jóvenes y sus familiares, que han vivido situaciones de maltrato físico grave, psicológico (en un contexto de violencia intrafamiliar), y sexual, siempre y cuando hayan sido denunciadas ante la justicia. “No atendemos casos que no hayan sido denunciados ante el tribunal competente”, aclaró Mónica Cerro. Sin embargo, agregó que también atienden casos de otras regiones.
Al respecto, la directora de la entidad señaló que el 70% de los niños y adolescentes que ingresan a dicho centro es debido a abuso sexual; el 15%, a violación; y el 12,9% a maltrato físico o psicológico.
De los casos atendidos, el 60% corresponden a mujeres.
Las personas son enviadas o derivadas al Centro Viganó desde el Tribunal de Familia (22,1%), Fiscalía (52,8%), a través de la Unidad Regional de Atención a Víctimas y Testigos (Uravit); o desde instituciones de salud o educación, como el Servicio Nacional de Menores (Sename), Carabineros o centros de salud.
La institución, integrada por un equipo multidisciplinario de sicólogos (4), asistentes sociales (3), abogado (1) y educadores (2), además del jefe técnico y de la directora, se plantea tres objetivos al momento de acoger y atender un caso de abuso sexual o violación infantil: lograr la protección del niño o niña, es decir, interrumpir el maltrato o abuso; resignificar la experiencia abusiva traumática, y apoyar y fortalecer la  figura protectora del niño o niña.
“Trabajamos con el niño o niña para que logre entender el abuso o la violación de una manera distinta: que no se sienta culpable o avergonzado. Por eso el apoyo de la familia es fundamental”.