Una segunda postulación recibió el Consejo Regional de la Cultura y las Artes para el reconocimiento público del Estado, mediante el programa “Tesoros Humanos Vivos”, de quienes mantienen vivo nuestro patrimonio cultural, especialmente el que está en peligro de desaparecer. A la presentación del poeta Marino Muñoz se suma la del ovejero y puestero, Armando Sánchez Gómez, con más de 50 años de labor en los campos magallánicos y, que actualmente se desempeña en la estancia Cacique Mulato de la comuna de Laguna Blanca.

La postulación al programa impulsado por el Consejo de la Cultura, la realizó la empresa Alfacrux E.I.R.L. y cuenta con el apoyo de la gobernación provincial de Magallanes y la municipalidad de Laguna Blanca.
Armando Sánchez Gómez es oriundo de la ciudad de Porvenir. Hijo de una familia numerosa, desde los doce años de edad debió integrarse a la fuerza laboral en las estancias de la región y desempeñarse aprendiendo diversos oficios de campo.
Casado y con 3 hijos y dos nietos, reside en una pequeña casa ubicada en el sector sur de la ciudad de Punta Arenas y actualmente trabaja a más de 100 kilómetros de distancia, en la estancia perteneciente a la Cooperativa Cacique Mulato en plena comuna de Laguna Blanca, donde permanece prácticamente todo el año.
Se ha desempeñado en varias estancias de la región en un área que abarca desde el sector de Cerro Castillo por el norte hasta las estancias de Tierra del Fuego, sector de Pampa Guanaco, por el sur.
De costumbres sencillas y amigables, el postulante a “Tesoros Humanos Vivos” es hombre de pocas palabras, gran sabiduría y portador de amplios conocimientos de su oficio, lo que lo convierte en un fiel exponente del simbólico ovejero magallánico, razón suficiente para ser presentado a este programa de reconocimiento.
Por tercer año el Estado de Chile, a través del Consejo de la Cultura, reconoce de manera pública y monetaria, a personas y comunidades portadoras de manifestaciones del Patrimonio Cultural Inmaterial de alta significación para el país y las comunidades locales, o bien, a aquellas expresiones en peligro de desaparecer. Lo anterior pondrá en valor nuestro patrimonio y permitirá su registro, transmisión y salvaguarda.