Preocupado por el irreversible daño que se está generando en Lago Fagnano y Caleta María, Germán Genskowski, el único habitante del sector, ha protestado contra el proyecto turístico impulsado por Bienes Nacionales en Tierra del Fuego. Genskowski ha vivido por 35 años en la zona que comprende Caleta María-Lago Fagnano, siendo el único habitante en dicho sector y uno de los principales detractores de estas obras que, a su juicio, tendrán un impacto no sólo en la biodiversidad, sino que podrían poner en riesgo la vida de quienes lleguen al sector.
“Por supuesto que me parece un desastre, al ser el terreno casi un 90% de turba, es imposible que un asentamiento humano de estas características no afecte el lugar. Estamos hablando de un borde muy estrecho de donde nace el Río Azopardo. Si se suma el impacto ya visible e inevitable por la construcción del camino a la cantidad de zanja que habría que hacer en la turba para enterrar las líneas de aguas y eléctricas (1.20 mts) para esa cantidad de parcelas, ya sería un desastre para un lugar ambientalmente tan frágil. El daño que se ocasiona sobre la turba es irreversible; desde comienzos del siglo XX la turba, se ha convertido en una fuente muy importante de estudios para los científicos dado su importancia para el ecosistema, de ello deja constancia el geólogo Finlandés Vaino Auer (1929) y recientemente estudios realizados por la Wildlife conservation Society (WCS)”, explicó el habitante del sector.
Aseguró, además, que podría poner en peligro a quienes lleguen a vivir al sector, señalando que “en el cerro que da la espalda al lugar, justo sobre el actual campamento del CMT (Cuerpo Militar del Trabajo), hay una especie de concavidad en la cual se acumula mucha nieve en el invierno. En algunas primaveras (la última hace ocho años) en las que la temperaturas suben, a eso le agregamos la lluvia y viento provenientes del este, los pequeños chorrillos que hay en el lugar crecen de forma impresionante, me pregunto ¿Que sucederá cuando esa agua se encuentre con el obstáculo del camino y futuras construcciones? La respuesta lógica es hacer evacuaciones de agua, ¿pero eso que significa? Nuevamente dañar la turba”.
Asimismo, criticó el proyecto señalando que “hay un hecho muy relevante, el cual los autores del proyecto no le dan la importancia que se merece. Me refiero específicamente a la falla geológica Almirantazgo-Fagnano, que nace en el Estrecho de Magallanes cruza el Canal Gabriel ( Isla Dawson) se adentra en el Fiordo Almirantazgo para terminar en el Lago Fagnano. Es en este extenso recorrido donde se junta la placa de Escocia con la Sudamericana. El 17 de diciembre de 1949 hubo un fuerte movimiento sísmico en Magallanes, a consecuencia de esto en el Lago Fagnano el agua formó olas de gran altura que salieron de la rivera del lago casi 50 metros (es por esta observación que mi casa la construí 300 metros distante del Lago Fagnano). Entre otras cosas el movimiento telúrico destruyó el puente que cruzaba el Río Azopardo en su nacimiento, arrazó con un par de casas y el muelle de Caleta María”.
Otro de los aspectos que a su juicio hace que el proyecto sea muy perjudicial, es la intención de explotar controladamente bosques para leña, ya que se trata de un lugar en que el bosque crece muy precariamente, es pantanoso y mucha roca lo que sumado a las fuertes pendientes del terreno lo hace muy vulnerable a cualquier explotación y al fuerte viento predominante en la zona.
Su historia
Al ser consultado por la importancia que tiene este sector para él, declara: “Sobran palabras, si me vine a vivir a un lugar sin camino vehicular, deshabitado (el camino llegó tan sólo hace 7 años) con el consiguiente sacrificio para mi familia”.
Explicó que llegó al sector con su padre, con la empresa maderera formada por Marcou y Campos Menéndez en la década del 40 y trabajó unos años con ellos.
En la zona ha trabajado en la ganadería, y desde el año 92, en turismo. “Mientras no había camino, hice cabalgatas al lago con visitantes de distintas nacionalidades, casi siempre interesados por la pesca deportiva”.
Aclaró que “el que no esté de acuerdo con la villa turística no tiene que ver con que mi negocio particular se verá perjudicado por ésta, sino porque el emplazamiento no es el idóneo. ¿En qué otra parte del mundo a alguien se le puede ocurrir construir una villa en la desembocadura del río más hermoso de la Isla de Tierra del Fuego? El Río Azopardo fue explorado y descrito de forma bella por los grandes exploradores D’Agostini (1913), O’Connor (1892), Rockwell Kent (1922), Skottsberg (1908), Nordenskjold (1896).
Concluyó que “la cantidad de zanja para enterrar, bajo la turba, las tuberías de agua y eléctrica ¿sería a pala o con maquinas? La pala es bastante difícil pues existen lugares muy blandos, con maquinas sería el desastre total. El informe elaborado por el EULA es un descalce entre la realidad y lo que se propone. Para entender el lugar hay que vivir, permanecer, morar en él y no mirar y pasar”.