Honorino Landa Vera nació en Puerto Natales, disputó los mundiales de 1962, 1966 y fue campeón con el club hispano en 1973. Es considerado uno de los mejores delanteros de la historia del fútbol chileno. Hoy, una galería del Estadio Santa Laura lleva su nombre. Este mes se cumple un aniversario más de la partida uno de los grandes jugadores que ha tenido el fútbol chileno. El 30 de mayo de 1962, el natalino Honorino Landa Vera, daba el puntapié inicial al Mundial que se realizó en nuestro país; coincidentemente, otro 30 de mayo, pero de 1987, el “crack” de Unión Española y la Selección Chilena dejó de existir en una cama del Hospital Barros Luco en Santiago.
A casi 26 años de su partida, recordamos al que muchos consideran uno de los mejores delanteros de la historia de nuestro fútbol.
Los inicios del crack
Honorino Landa, más conocido como “Nino”, nació en Puerto Natales el 1 de junio de 1942. Posteriormente se trasladó a Santiago, donde realizó sus estudios en el Colegio Hispano Americano. Fue ahí, en el patio de aquel establecimiento, donde comenzó a demostrar las grandes cualidades que tenía con el balón en los pies. Los curas del internado donde vivía “Nino” se dieron cuenta de esto y apenas terminó humanidades lo llevaron a Unión Española. El magallánico no defraudó y con sólo 17 años pasó a ser parte del primer equipo.
Debutó en Primera División en 1959 contra O’Higgins. Tres veces metió la pelota en el arco de los rancagüinos.
De ahí en más, tuvo una carrera ascendente y a pesar de su corta edad era la estrella del equipo.
el mundial
En 1961 convirtió 24 goles en Primera División proclamándose goleador del campeonato, lo que significó que el DT de la Selección Nacional, Fernando Riera, lo convocara para formar parte del equipo que disputaría el Mundial de 1962.
Landa llegaba en su mejor momento, enfrentó a los suizos, alemanes, italianos, soviéticos y brasileños. Sin embargo, lo que todo Chile esperaba no ocurrió, el magallánico no marcó un solo gol y fue duramente criticado; pero “Nino” sabía de sus condiciones, y lo dejó en claro: “No fracasé. Había que estar adentro, en la cancha, para comprender lo difícil que era enfrentar a las defensas europeas. Les aseguro que en los partidos con Alemania e Italia recibí más golpes que en dos años de campeonato local. Lo importante en un equipo no es quién haga el gol, sino que se haga”, dijo Landa en respuesta a las críticas recibidas.
el retorno del ídolo
En 1966 fue traspasado a Green Cross Temuco, donde permaneció hasta 1968. Fue nominado por el entrenador Luis Álamos para conformar nuevamente la nómina de la Selección Chilena, esta vez para disputar la Copa Mundial de Fútbol de 1966. En 1969 retornó a su club de origen, Unión Española, donde logró conquistar el Campeonato Nacional de 1973, convirtiéndose en ídolo del club hispano.
Hoy, es recordado como un grande, siendo toda una leyenda dentro de la institución hispana, al punto que una de las galerías del Estadio Santa Laura lleva su nombre y el año pasado se inauguró un complejo deportivo de primer nivel en la comuna de Peñalolén que también recuerda al dos veces mundialista y campeón con Unión Española.
Tras su partida el año 1987, en el estadio Santa Laura, en el inicio de un partido entre Universidad Católica y Everton, hubo un minuto de silencio.
Y después un gran aplauso. El gran Julio Martínez resumió el sentimiento de los hinchas hacia el extraordinario delantero: “Éste es nuestro último aplauso para ti, crack, crack, crack”, recitó el recordado comentarista.