
En contacto telefónico desde Valdivia, Hans Andrade reconoció que esto le produjo un vuelco en su vida, y la de su ex esposa. Ambos están al lado del menor, pero él vuelve el lunes para reintegrarse a su trabajo en Punta Arenas.
Recordando cómo le detectaron la enfermedad a Vicente, contó que el fin de semana pasado, aprovechando el festivo del jueves 15, arregló lo laboral para poder viajar a Río Grande a visitar a familiares y estar presente en el gran premio automovilístico de La Hermandad. El viernes 16 estaba en casa de un familiar cuando Vicente sangró por la nariz. No le dieron mayor importancia hasta que pasó un rato y volvió con lo mismo. La tercera vez la situación le pareció más que curiosa y el tío de la casa donde estaban le ofreció acompañarlo al hospital, ya que la última vez el sangrado no paraba. “Lo llevamos a la guardia, estaba pálido y él no es así. Tenía unos moretones que se le notaban mucho. El pediatra de turno pidió un examen de sangre y dijo que volviera a buscar los resultados en una hora”.
A las 16.30 horas lo buscaban por todas partes. “Pero si hasta avisos en la radio colocaron para ubicarme y cuando llegué al hospital noté que me estaban esperando. Necesitaban hablar conmigo, incluso me pidieron que fuera a buscar al tío donde estaba alojando. En ese momento me explicaron que el examen de sangre había salido alterado, que el hijo no tenía defensas y que corría mucho riesgo porque podría ser leucemia. Al doctor le costó decírmelo, porque no lo podía confirmar y me dijeron que había que trasladarlo urgente a Punta Arenas, pero no por ambulancia”.
En ese momento comenzaron los contactos con el consulado chileno en Río Grande, que se movió muy rápido, y junto al Servicio de Salud lograron contratar los servicios de Aerovías DAP que el sábado cumplió con el traslado.
En Punta Arenas estaba de turno el médico jefe de la Unidad de Paciente Crítico de Pediatría del Hospital Clínico de Magallanes, Fernando Bracho, quien se movió para tener los resultados de manera rápida. Finalmente se confirmó lo que no hubiesen querido nunca: leucemia. Y como en Punta Arenas no están dadas las condiciones para realizar el tratamiento surgió el traslado, en avión ambulancia, a Valdivia.
Seis meses
“Por parte baja nos dijeron que deberá estar acá unos seis meses. Y dependiendo como reaccione podría empezar a salir de repente, pero siempre con un riesgo alto”, comentó Hans Andrade.
Esto les cambió la vida porque ahora todo gira en torno a Vicente. “Yo trabajo, pero tengo que estar al lado de él”. Además que no pueden descuidar a Matías, el hijo mayor, de seis años de edad, que dejaron en Punta Arenas para no interrumpirle sus actividades cotidianas. Además, por las noches la madre se queda con el pequeño en el hospital y por el día el padre, turnándose.
Entiende que “hay que tener fe, mucha fe”. Por lo mismo agradece las cadenas de oración y por parte del jardín donde asiste el niño, las diversas actividades de apoyo que realizan.
“Todos quieren ayudar y eso lo valoramos muchísimo porque hay gastos”. A raíz de lo mismo envió un agradecimiento especial a todos sus compañeros de trabajo y a la empresa donde trabaja “porque se han portado muy bien”.