Así lo indicaron a nuestro diario fuentes familiares que han seguido paso a paso la lucha de Daniela, su padre y su madre contra la penosa y terrible enfermedad que la aqueja.
Los detalles de esos tratamientos y del impacto que han tenido en el organismo de la joven han golpeado duramente a su familia y la de su también joven pareja, Mauricio Díaz, ante la tragedia que han debido enfrentar, drama aumentado por la distancia y la gravedad del diagnóstico.
Pero, la fuerza del golpe afectivo no ha logrado derribar la fortaleza de todos sus familiares, amigos y personas que conocieron en mejores momentos a la esforzada estudiante de Educación Parvularia de la Universidad de Magallanes, quien, incluso, trabajaba los fines de semana para afrontar parte de los gastos que demandaba su carrera.
Además, la joven pareja se daba tiempo para desarrollar una intensa labor social en beneficio de niños con familias de recursos limitados, especialmente en las festividades de fin de año.
Sin embargo, esa generosidad anónima ha sido compensada por el apoyo de una profesora de la UMAG, quien ha estado en todo momento al lado de la familia Soto Alvarado y de numerosas personas que, al conocer el caso, también han tenido gestos solidarios para con ellos.
Lo lamentable es que, pese a los dictámenes de la justicia, la isapre Consalud no ha dado cumplimiento al mandato de cancelar 49 millones de pesos al Hospital Clínico de la Universidad Católica de Chile, aduciendo una serie de recursos calificados como dilatorios por la defensa de la joven y su familia, a cargo, voluntariamente, del estudio jurídico del abogado Robinson Quelín.