Sergio Barrientos Triviño, quien a la fecha, bordea los 70 años, está casado, dice ser un feliz padre de tres hijos y recuerda sus años como dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP). Además, se reconoce como un antiguo poblador del Barrio 18 de Septiembre (reside en la calle Mariano Egaña) y por eso llegó hasta las oficinas de Diario El Pingüino.
Dice conocer muy bien la historia del populoso barrio de Punta arenas, por eso se muestra contrariado con la reciente publicación de un libro:
Cuenta que llegó con sus padres a vivir al Barrio 18 de Septiembre en agosto de 1953; creció allí y recuerda que la familia residía en la antigua calle Ecuatoriana 19, “en la esquina (de lo que hoy es Carrera Pinto) con Zenteno, cerca de un negocio que era de propiedad de Juan Hernández, al que llamábamos Juan de la Chicha”.
Manifiesta que el libro “Epopeya del Barrio 18 de Septiembre: la comuna”, del profesor, investigador e historiador Víctor Hernández Godoy, “contiene crasos errores de fechas” y que fue escrito sin la debida “prolijidad”.
“Respecto de los títulos de dominio fueron entregados, realmente, el 19 de mayo de 1960, y no en 1964” y muestra el oficio que, firmado por el ex Presidente Jorge Alessandri Rodríguez, ministros y altos funcionarios de esa época, otorga los documentos que permitieron que los terrenos que estaban en manos del Ministerio de Tierras y Colonización fueran entregados a los esforzados primeros habitantes del barrio.
El ex dirigente sindical de la ENAP reconoce y destaca la valiosa labor desarrollada por alcaldes como Ernesto Guajardo, de los regidores de la época, muchos de ellos, destacadas figuras del quehacer político, pero que dejaban de lado sus diferencias cuando se trataba del progreso de las familias que residían en el hoy populoso sector.
Y recuerda que, en un oficio de la Dirección de Obras Municipales, la DOM, se responde a la junta de vecinos del barrio, el 21 de noviembre de 1957, señalándole que ese servicio no puede pavimentar ni calles ni veredas porque está fuera del radio urbano y que quien loteó esos terrenos no los urbanizó, como se debía haber hecho.
“Mi señora madre, doña Elisa Triviño de Barrientos, junto a otras distinguidas damas de entonces, trabajó intensamente para construir la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima, haciendo beneficios, pidiendo ayuda y con el apoyo de una hermana del obispo Boric. Y fíjese que en el listado de personas que ayudaron en esa tarea figuran apellidos como Doberti, Mladinic, Turina, Cvitanic, Skármeta, entre muchos otros”, recordó Barrientos, con mucha emoción porque entre los documentos que mostró apareció la fotocopia de una antigua fotografía en blanco y negro, donde está su madre, la hermana del obispo Boric y otras señoras que conformaron la directiva de la entidad que contribuyó a levantar el templo del barrio: “iban a tomarse la foto a la Plaza de Armas, porque aquí en el Barrio ¿dónde?”, acotó.
Y hay recuerdos emocionados para el vicario general de entonces, Luis Riquelme, y para el secretario del Obispado, Alberto Mouchard , cuyos nombres figuran en un documento que los años transformaron casi en un pergamino, que para Barrientos no tiene polvo sino que emociones apenas contenidas.
“Por eso le digo que al libro de Vitoco le faltó prolijidad y haber sido revisado por una comisión de vecinos antiguos. Ha sido una valiosa iniciativa, pero el libro que yo pienso escribir permitirá puntualizar fechas y personas. Tengo los documentos y los recuerdos necesarios para esa tarea porque siempre estuve cerca de quienes dirigían organizaciones sociales en el barrio. Cuando se hacían fiestas y se elegían reinas y reunir fondos para ayudar a los más pobres entre nosotros, es decir, a los más pobres entre los pobres”, y mira a un punto indefinido, con la mirada húmeda de recuerdos.
“Y los deportistas habría que haberlos destacado mucho más. Si el primer club que se formó en el Barrio 18 de Septiembre fue “Palestino”, una iniciativa de Ernesto Witto Oyarzún, un zapatero que, pese a que le faltaba una pierna y andaba con muletas, promovía el deporte y hasta jugaba de arquero y siempre decía que con el deporte en los niños y en los jóvenes, tendremos mejores personas cuando crezcan. Y eso lo recordamos siempre con los hijos de Guillermo Mell, un deportista excepcional, con quien compartimos en muchas ocasiones”, indicó el ex dirigente sindical.
Barrientos insistió en que la iniciativa fue buena, pero que le faltó prolijidad y reiteró que se apresta a escribir su propio libro y en esa obra estará “la verdadera historia del Barrio 18 de Septiembre”.