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A los 86 años dejó de existir ayer en Punta Arenas un hombre solidario, cariñoso y amable

Hondo pesar en Magallanes por fallecimiento del apreciado empresario Pascual Nocera

policial
22/02/2017 a las 15:00
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Una dolencia cardíaca le costó la vida en la madrugada de ayer a un comerciante que no se rindió a las grandes tiendas. Nació en Italia, pero llegó a Punta Arenas con apenas un año de vida. Realizó sus estudios básicos y medios en colegios salesianos; formó una hermosa familia; estuvo casi 60 años al frente del tradicional establecimiento comercial que fundara su padre en calle Bories.

La madrugada de ayer ofreció un despliegue de nubes con muchos colores, muy magallánica, que acompañó un sol radiante que, después, dejó paso a un cielo gris y a la lluvia.
¿Un homenaje a la memoria de Pascual Nocera Ferone? Sí, porque a esa hora dejaba de existir uno de los magallánicos más destacados en la actividad comercial; reconocido como un hombre de trabajo, ejemplar padre de familia; generoso, desinteresado, solidario, afable y que siempre, por su también reconocida modestia, mantuvo un bajo perfil.
Pudiera ser que el cielo, al cual muchas veces levantó la mirada de hombre creyente, de católico formado en colegios salesianos que hicieron de él un “buen cristiano y honesto ciudadano”, también se hubiera condolido con la partida de este mundo de don Pascual Nocera Ferone, un hombre de bien.
Desde Italia
Nacido en una pequeña localidad de su querida Italia, cerca de Nápoles, vino al mundo el 21 de diciembre de 1932, en el seno de la familia de don Cosme Nocera y su esposa, Giovanna Ferone, en cuyos brazos llegó a Punta Arenas un año después.
Desde pequeño se le recuerda, por parte de su familia, como una persona amable, trabajadora, tenaz, cuyo ser fue conocido, pulido y forjado con el firme acero de los colegios salesianos -Instituto Don Bosco y Liceo San José- de la Acción Católica y, fundamentalmente, por la familia Nocera-Ferone.
Esa misma familia vio con alegría que se hizo cargo de la dirección del negocio familiar, fundado por su padre bajo el nombre de “Gran Bazar y Tienda y Sastrería Ciudad de Nápoles”, la cual se fue ampliando, desde un establecimiento modesto, “en una casita pequeña, pero con patio”, hasta dar vida a una cadena local que incluye hoy una multitienda, donde se ofrece vestuario y calzado, principalmente uniformes escolares de todos los colegios y escuelas de la ciudad (excepto uno); un local de venta de artículos de escritorio y útiles escolares y otra de expendio de telas.
Desde su singular oficina de administración, situada a un costado del acceso principal, Pascual Nocera estaba atento al movimiento comercial, a la llegada de sus clientes, muchos de los cuales lo han sido por años y dirigía a un numeroso equipo de vendedoras.
Supo enfrentar el desafío de la llegada de las grandes tiendas de Santiago primero, ubicadas en pleno centro, y después, de las restantes instaladas en el espacio Mall Espacio Urbano Pionero, y con trabajo, dedicación e imaginación, desarrollar las estrategias comerciales que no sólo le permitieron seguir funcionando sino que ampliar su actividad comercial.
La muerte le sorprendió en medio del ajetreo del inicio del año escolar.
Pero sus aportes a los distintos colegios y escuelas; su ayuda a quienes se lo solicitaron, guardados en el silencio de la discreción por aquello de que “haz el bien y no mires a quién” o bien, “que la mano derecha no sepa lo que hace la mano izquierda”, como muchas veces lo dijo; sus gestos amables; sus pautas corteses, pero directas y francas; sus actuaciones teatrales, junto a, por ejemplo, Naldo Erasmo Almonacid, entre otros jóvenes de la Acción Católica del ayer y tantas otras semillas que sembrara a lo largo de su vida, le han granjeado, primero, en vida, y ahora que ha partido, las flores de la gratitud, el reconocimiento y la alegría, en medio de la tristeza causada por  su fallecimiento, el cariño y el recuerdo de todos quienes le conocieron.
Le sobreviven su viuda, Anna, sus cuatro hijos, todos profesionales, sus nueras, yernos, sus 11 nietos y sobrinos, quienes, con legítimo orgullo, pueden decirle, a la ciudad, al país y a la lejana Italia, que llevan la sangre de Pascual Nocera Ferone, quien descansa en paz.

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