El ex Presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva dijo ser víctima de una “cacería de brujas” en el testimonio que rindió ante el juez Sergio Moro que lo investiga por corrupción, y calificó como “mentiroso”, “frío” y “calculista” a uno de sus ministros, que se convirtió en importante testigo en su contra.
Lula aseguró que su ex ministro de Hacienda, Antonio Palocci, que lo acusó de haber hecho un “pacto de sangre” con la constructora Odebrecht para recibir millonarios sobornos a cambio de contratos públicos con la petrolera Petrobras, tan sólo pronunció mentiras en el testimonio que rindió al mismo juez la semana pasada. “Yo vi a Palocci mentir aquí. Nada de lo que dijo es verdad”, aseguró el ex gobernante, quien dijo sentir “pena” por Palocci, quien fuera uno de sus principales correligionarios y colaboradores, aunque aclaró que su ex ministro tan sólo busca un acuerdo que le permita salir de la cárcel y “conservar parte del dinero que ganó en los últimos años como conferenciante”.
Lula aprovechó el testimonio de 2 horas y 10 minutos de este miércoles ante el juez Moro en la ciudad de Curitiba para desmentir todas las acusaciones, insistir que se trata de una persecución política y descalificar a todos sus acusadores, aunque se negó a responder a algunas preguntas y dejó dudas en otras.
En el proceso por el que fue interrogado, uno de los seis abiertos en su contra, el ex gobernante fue denunciado por la Fiscalía por los delitos de corrupción y lavado de dinero bajo la sospecha de que recibió sobornos de Odebrecht a través de Palocci.
Tanto los ejecutivos de Odebrecht como Palocci dijeron que la constructora, una de las más beneficiadas por los desvíos en Petrobras, reservó una suma de 300 millones de reales (unos 96,8 millones de dólares) para financiar ilegalmente tanto los gastos del Partido de los Trabajadores (PT) como los gastos particulares de Lula y de su sucesora, Dilma Rousseff. Las supuestas coimas en el proceso discutido, que según la querella se acercan a los 13 millones de reales (unos 4,2 millones de dólares), se habrían destinado a la construcción de la nueva sede del Instituto Lula y al alquiler de un ático vecino a su residencia particular en la ciudad de Sao Bernardo do Campo.
El ex líder sindical, que encabeza todas las encuestas de voto para las elecciones presidenciales de 2018, asegura que todos sus líos judiciales buscan impedirle que asuma nuevamente el cargo que ocupó entre 2003 y 2010. Además en sus consideraciones finales dio a entender que sus acusadores carecen de pruebas y siguen presionando testigos presos para convertirlos en delatores.