Juan Carlos Avatte, inmigrante italiano, dueño de una tienda de pelucas, es el centro de atención de “Il Siciliano”, documental codirigido por Carolina Adriazola, José Luis Sepúlveda y Claudio Pizarro.
La
cinta nos presenta al empresario como el artífice de fiestas
interminables animadas por una banda sonora de dobles, para demostrar
que aún se mantiene vigente desde su apogeo en la dictadura.
El tránsito entre este vértigo y la soledad posterior de su protagonista, es la inspiración para retratar un mundo con doble faz. Un relato que desnuda al verdadero hombre que se esconde detrás del personaje público fiestero.
Ganadora del premio al Mejor Largometraje Nacional en el Festival Internacional de Cine de Chiloé, “Il Siciliano” se estrenará en Punta Arenas el próximo miércoles 1 de agosto, a las 20 horas, en el Cine Estrella.
Personaje de la bohemia
Reconocido por su liderazgo en el negocio de las pelucas, Avatte era un nombre vinculado a la farándula de los 80 y auspiciador permanente de reconocidos programas de televisión. Con el paso de los años conservó su prestigio, sin embargo, del personaje se escuchó cada vez menos, a excepción de episodios en que fue objeto de millonarios robos de especies que acapararon el interés de la prensa por el inusual botín: pelucas avaluadas en altas sumas de dinero.
Pero Avatte fue más allá. “Desde joven recorrió
Chile buscando pelos. Así forjó su pequeño imperio, alcanzando su
máximo esplendor en la década de los ochenta. Era como un hombre de otra
época. Quizá el último eslabón de una bohemia prácticamente extinta.
Amigo de personajes del espectáculo, cantantes de boite, bailarinas de cabaret, travestis, detectives, prostitutas y lanzas internacionales. Su mundo era diverso y plural. Eso lo transformaba en una suerte de rey de una corte estrafalaria. Su personalidad y el mundo que lo rodeaba fue lo que nos sedujo para trabajar con él”, comentan los directores.
Sus últimos días
Avatte se involucró en el proyecto, abriendo las puertas de su intimidad. “Lo hizo porque estaba convencido de que se iba a morir y que no tenía nada que perder”, analizan. “En rigor, le importaba un pepino lo que pensaban los demás y quería dejar vestigio de su mundo alucinante. Siempre que íbamos a verlo se jactaba de que estábamos haciendo una película de su vida”.
El rodaje fue a través de un seguimiento vivencial, algunas intervenciones y tomándole el pulso al contexto, cuentan los realizadores. “Eso fue interesante y a la vez dificultoso, porque sabíamos que detrás de ese tobogán de fiestas interminables, plagadas de alcohol y canciones, había un mundo que también necesitábamos registrar. Como un estado de sopor después de una noche frenética. La famosa resaca luego de la juerga”.
La cinta se exhibe gracias a Miradoc, el cual es financiado por el Programa de Intermediación Cultural, Convocatoria 2017; y el Fondo de Fomento Audiovisual, Convocatoria 2017; del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Las entradas tienen un valor de 2 mil pesos, público general y ya se encuentra a la venta en la boletería del cine.
@PaulaAlarcón