A las 6.30 horas sonará la diana para los 400 soldados conscriptos que fueron presentados ayer en el Regimiento Pudeto N° 10 de Punta Arenas, jóvenes provenientes de diferentes partes del país y también magallánicos.
Con un abrazo fraternal, los conscriptos se despidieron de sus familiares para entregarse a la vida militar. En esta ocasión la mayoría de los acuartelados son voluntarios, entre los que destacan 63 mujeres, que de a poco se han ido interesando e integrando a la institución castrense.
Sus tareas son las mismas que debe realizar cualquier soldado cuando se encuentra en su etapa de conscripción: despertar, tomar una ducha, arreglar su uniforme, desayunar, ordenar su “cuadra” y hacer ejercicios, para después seguir con sus labores militares, y en la noche, los que estén atrasados podrán nivelar sus estudios.
El teniente coronel Carlos Parra, comandante del Regimiento Pudeto N° 10, señaló que la mayoría de los soldados provienen desde la Región del Ñuble, por el norte, y desde Magallanes por el sur. Además, dijo que son aproximadamente 1.400 soldados los que fueron acuartelados por la V División de Ejército.
“Esto es muy importante para el Ejército y sobre todo para la comunidad magallánica, debido a que ellos (los reclutas) cumplen con su servicio durante un año. Los formamos como soldados, pero a la vez contribuimos en su formación como ciudadanos”, comentó Parra.
Poderío femenino
De las sesenta y tres mujeres que se integraron este año, una es proveniente de la ciudad más austral del mundo, Puerto Williams, y su nombre es Génesis Mancilla, de 17 años, que siempre ha tenido claro que su futuro está en el Ejército.
“Es difícil venir desde tan lejos para ser parte de la institución, pero es algo que siempre he querido. No veía la hora de salir de allá y poder vivir algo nuevo. Después de terminar mi servicio, me gustaría ir a la Escuela de Suboficiales, no sé en cuál área me quedaré, porque todas me gustan, pero creo que cualquier cosa es buena”, manifestó Mancilla.
Desde Valdivia
Un caso distinto es el de Sebastián Castro, quien proviene de Valdivia, y para él es un gran orgullo ser parte de la institución por la cual han pasado varios de sus familiares.
Sin embargo, señaló que fue muy difícil dejar a su hermana recién nacida, para colocarse el uniforme verde oliva.
“Para mí, el Ejército es un ejemplo a seguir. Tengo varios familiares que han sido parte de la institución. De aquí me veo con un buen futuro, y por supuesto, me gustaría defender a mi país en todo sentido”, dijo Castro.
Jesús Nieves.