En el año 1961, el astrónomo Frank Drake propone una ecuación que calcula,
de manera hipotética, cuántas civilizaciones inteligentes podrían existir en
nuestra galaxia.
A pesar que
la ecuación de Drake no resuelve el enigma de la vida extraterrestre,
puntualmente porque carece de varios datos que completan la potencial solución
a la incógnita, parte de la comunidad científica la considera como la primera
aproximación teórica a este controversial problema.
Ahora bien,
la creencia de que existe vida fuera de nuestra atmósfera no es algo nuevo, al
contrario, desde que somos seres racionales y observamos el firmamento
reflexionamos al respecto. El tema es que, por elementos fortuitos y de un
momento a otro, esa antigua creencia en la vida inteligente extraterrestre se
traspasó a un mito mucho más moderno, que aún se conserva y que también obedece
netamente a especulaciones, me refiero al mito de los ovnis.
Profundizando
en este punto, la creencia de vida fuera de la Tierra se inicia como muchos
otros pensamientos en la antigua Grecia con los escritos de Plutarco (46-120), específicamente
en su obra La Moralia De la Facie in Orbe
Lunae, donde este filósofo plantea la eventual vida en la Luna.
Con los
siglos, la publicación Somnium Sive
Astronomía Lunarias, del astrónomo y matemático alemán Johannes Kepler
(1571-1630), abre la misma eventualidad para el universo completo. Todo, por
cierto, desde una perspectiva netamente científica y que, en otras palabras,
abre la posibilidad de debate, pero dentro de lo que llamamos una hipótesis, el
fundamento más básico en la metodología de investigación, lo que hace imprescindible
tener una prueba objetiva que valide esta conjeturada vida extraterrestre, que
por ahora y desafortunadamente, todavía no existe.
Con el pasar
de los siglos y el propio desarrollo intelectual del ser humano, las ideas que se
planteaban desde la academia se entremezclaron con la literatura de la llamada ciencia ficción y que, en muchas
ocasiones, fueron difundidas como conceptos prácticamente irrefutables. Un
ejemplo categórico de esto, fue la obra La
guerra de los Mundos, del autor británico Herbert George Wells (1866-1946),
escrita en el año 1898, y que fue difundida posteriormente en un radioteatro
por el actor y director norteamericano Orson Welles, el 30 de octubre del año
1938, provocando una psicosis colectiva sin comparaciones en el país del norte
y que dejaba de manifiesto la gran expectación de la sociedad para con los
extraterrestres, dado un sistemático bombardeo de información ficticia sobre
este contenido desde fines del siglo XIX, permitiendo así que la comunidad de
ese entonces no pudiese separar la ficción de la realidad.
Este punto
en concreto es muy interesante, ya que la idea de vida fuera de la Tierra es
más antigua que el fenómeno de los platillos voladores, los cuales aparecen en
escena recién en el año 1947.
Como
sabemos, la literatura ufológica fue mutando luego del inicio de la era moderna
en de los ovnis, pero es gracias al
escritor Donald Keyhoe, un oficial retirado de la Infantería de Marina de
Estados Unidos (USMC), que en 1950 con su libro The Flying Saucers Are Real (Los
Platillos Voladores son Reales), unifica los llamados platos voladores con un
aparente origen extraterrestre, creando además el popular concepto de la
conspiración; “El gobierno niega tener
conocimiento” (Frase utilizada al inicio de cada capítulo de la mítica
serie X Files).
Los
supuestos tripulantes de los ovnis son un capítulo separado y han concedido,
además, cientos de publicaciones sobre este mito moderno, lo que hasta hoy
tiene sus secuelas, ya que, a partir de la explicación alienígena para las
observaciones de fenómenos anómalos, la cuestión ovni-extraterrestre se unificó
a tal punto, que hoy forman un binomio prácticamente indivisible. En efecto,
hoy es casi imposible hablar de ovnis, sin mencionar la Hipótesis
Extraterrestre (HET).
Desde un
enfoque netamente académico, no existe una sola prueba objetiva, empírica o el
nexo que permita relacionar los fenómenos aéreos anómalos registrados y
estudiados, con la HET. Lo que hay es especulación pura y ciencia ficción
entremezclada con los anhelos de millones de personas, pero que,
lamentablemente en este caso, las evidencias no acompañan ni complementan esas
creencias.
Hace dos
años publiqué el libro “Los
Extraterrestres han Muerto”, donde realicé un análisis histórico esencialmente
de la hipótesis extraterrestre, profundizando en dos de las líneas de
investigación más comunes dentro de la llamada ufología; el contactismo y las
abducciones. Así, los alienígenas que teóricamente lapidé, son con exactitud
los que nacieron desde la ciencia ficción y que con posterioridad crecieron, se
desarrollaron y coexistieron entre nosotros gracias al mismo estudio de los
ovnis. Dicho sea de paso, ufología u ovnilogía es el estudio de objetos
voladores no identificados, por ello, desde que se asumen como naves
extraterrestres pierde su esencia, ya que lo estudiado estaría identificado
plenamente. Podría detallar cómo ciertos “amigos” ufólogos, después de que se
publicara mi libro lo criticaron al punto que algunos incluso dejaron de
hablarme. (Esta claro. No eran amigos)
En
conclusión, por las dimensiones del universo es muy probable que exista vida,
en cualquiera de sus formas. Por su lado, existen
fenómenos aéreos anómalos, los cuales en un 3% (cifra del CEFAA-DGAC) no poseen
explicación. Que alguno de esos reportes analizados, podría tratarse de
manifestaciones inteligentes, no se puede afirmar, pero tampoco se puede
descartar de plano, ya que no existe prueba alguna, por ahora, que unifique
dichos fenómenos con una posible visita desde otro mundo, siendo el límite solamente
las creencias individuales que, en su gran mayoría, abusan de la llamada especulación ufológica, que por muy
entretenida y seductora que sea, en realidad hoy ha provocado más daños que
beneficios y más detractores que adeptos al tema de los objetos voladores no
identificados.