Se imagina usted que una especie marina de tan solo 6 centímetros sea uno de los actores más relevantes y que pueda absorber parte del CO2 que hay en la atmósfera.
Esta investigación se está llevando a cabo en la Base Yelcho en la Antártica a cargo del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (Ideal) y los doctores Juan Höfer, Mireia Mestre y Mark Hopwood (Helmholtz Centre for Ocean Research Kiel), quienes a través de las fecas del krill antártico buscan el efecto en la disminución de la huella de carbono en el mar austral.
“Esta especie marina produce una gran cantidad de pellets fecales que son grandes y que tienen una alta velocidad de hundimiento en el agua. Estos desechos orgánicos se van hacia el fondo del océano, que en la Antártica puede llegar a dos mil o tres mil metros de profundidad. Esos pellets están portando carbono hacia el fondo”, explicó Humberto González, director del centro Ideal.
El carbono que se acumula en la atmósfera, ingresa al océano en forma de CO2, se incorpora al fitoplancton a través de la fotosíntesis y de esa forma termina en el estomago del krill, este proceso se llama “Bomba Biológica de Carbono”.
“Ese carbono va a servir como elemento nutricional para la población del fondo marino profundo”, explicó el Dr. González.
El Centro Ideal, se encuentra realizando esta investigación y tendrá una duración de 50 días y los doctores a cargo criarán ejemplares de krill y los someterán a distintas dietas.
El Dr. Höffer investigará los nutrientes de la dieta. “El krill es un vector: se alimenta de fitoplancton, el que digiere, expulsa y cae al fondo del marino”, agregó que “queremos saber qué está transportando en su organismo y cómo cambia la materia fecal en función de lo que come”.
Por su parte, el Dr. Hopwood estará a cargo de realizar los estudios correspondiente al hierro que transporta el krill. “Entendemos muchos procesos relacionados con el aporte del hierro en los microorganismos marinos, fitoplancton y zooplancton, pero no sabemos del todo cómo es la interconectividad entre las heces de krill y el ecosistema, y sus respectivas implicancias. Desconocemos este feedback”.
La Dra. Mestre analizará el microbioma dentro del krill. “Este mecanismo (digestión del krill) es un proceso muy importante en el Océano Austral, debido a que ha contribuido a amortiguar el carbono que entra en la atmósfera. La investigación pretende clarificar qué rol juega este elemento en el ecosistema”, aseguró la Dra. Mestre. Si bien hay investigaciones que consideran el material fecal de krill como aporte al sustrato del Océano Austral, ésta es la primera investigación que dará un panorama completo de este recurso a la biodiversidad marina antártica.