La pandemia en la que -lamentablemente- estamos inmersos en la actualidad, ha dejado como consecuencia una enorme cantidad de damnificados en todas las áreas de trabajo y de producción. En ese sentido, un rubro que no ha podido levantarse a pesar de que llevamos más de dos meses de período estival -en el que comúnmente repuntan por el turismo-, es el corretaje de propiedades.
En Punta Arenas, durante meses se ha visto una gran cantidad de locales que se divisan como desocupados, y que, por consiguiente, sus dueños se han mostrado en distinta medida afectados, incluido los locales comerciales y las empresas que están en quiebra, lo que es todo un tema generalizado.
“En Punta Arenas los arriendos son altos, las personas que arriendan sus viviendas cobran precios que a veces son exagerados, con eso hay que tener cuidado, porque por la pandemia y por la falta de oportunidades a veces se crea un problema en el tema de cancelaciones y pagos”, analiza Mario Drpic, de la homónima propiedad que ya lleva 27 años de existencia.
Entre las distintas variables en las que se divide este rubro, tenemos por una parte a los arriendos habitacionales y comerciales; y por otro lado, a la venta de propiedades comerciales y habitacionales. En el caso de los arriendos, estos se han mantenido prácticamente a una misma escala, sin embargo, las ventas han caído notoriamente.
Roberto Vidal Ibáñez, dueño de Kyrios Propiedades, se ha visto fuertemente damnificado: “Las propiedades que tenemos en arriendo se han mantenido así durante este período completo, pero sí se podría decir que han bajado las ventas de propiedades, entre un 30 y 40%”. Mientras que, en esta misma línea, pero, sumando a esto la problemática del arriendo, se sitúa Marcela Miranda, jefe de Propiedades Miranda: “Tengo un hostal que está cerrado, el que lo ayudamos bastante en el tiempo, pero que eso no tuvo un efecto positivo”, dice.
Asimismo agrega que “tenía locales grandes como lo que era Dijon, Banco BCI y la Superintendencia de Educación”, pero que ahora no están porque la gente, “ha reducido su espacio”. Concluyó comentando que en su caso, en la venta de propiedades está incluso todo más estancado, debido a que “la gente no pregunta tanto porque tiene miedo de perder el empleo o de perder sus cosas”, por lo que sus propiedades se han vendido más lento.
Una disímil situación han vivido en cada caso dos encargadas de corretaje de propiedades en la zona. Por un lado, Gricel Cárcamo, de Huguette Propiedades, empezó recién el año pasado en este negocio, y no ha tenido ninguna dificultad mayor en cuanto a los arriendos.
“Llevo menos de un año en esto y no he tenido ningún problema, ya que mis propiedades se han arrendado enseguida, en menos de un mes las casas se han ocupado”, señala. Sin embargo, así como también han expresado los demás entrevistados, las ventas se han visto disminuidas: “Las ventas están lentas, ya que las propiedades están muy altas en valores en comparación a otras regiones, pero aún así, la gente anda cotizando”, manifiesta.
Paula Arancibia Robinson, se ocupa de los arriendos y ventas de propiedades de RyM, mientras que su madre es asesora de los negocios inmobiliarios en cuanto al tema de terrenos para empresas de la región en parcelas y otros ventas consideradas más grandes.
Con respecto de los arriendos, el caso de este negocio ha sido totalmente contrario que el de Huguette Propiedades. “Los arriendos han bajado notablemente, por el 50% o incluso más aún en los locales. Lo que involucra al comercio, la gente tiene miedo de no salir a flote nuevamente. Y en las casas, la gente se debe en la obligación de entregar las casas, pero para buscar algo más barato y en Punta Arenas cuesta mucho encontrar algo bueno y barato”.
Si en algo todos los corredores de propiedades están de acuerdo, es que el principal culpable de estas afecciones ha sido la pandemia, donde el incierto panorama que hay a futuro juega un rol preponderante.