Hoy comienza una elección compleja, extensa, múltiple y en condiciones nada de favorables para el ejercicio de uno de los momentos cúlmines de la democracia. Ese momento en que cada uno vale lo mismo que otro, independiente de la raza, el sexo, el credo, las ideas políticas o la fortuna que se posea. Pero esta elección de dos días, que es inédita en las casi siete décadas que he vivido y conozco, es por lejos la más IMPORTANTE. Y su importancia radica en que se elegirá a quienes redactaran una Constitución, según el itinerario constitucional surgido ante la rendición del Gobierno del presidente Piñera, aquel 15 de noviembre de 2019, cuando firmó un “Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución”. No llegó la paz (difícilmente los terroristas la van a conceder) pero entregó la Constitución. Y lo que es peor, para nada bueno, por lo menos con los antecedentes existentes.
Hoy, amigas y amigos míos, se juega ya sin grandilocuencia, sino que con preocupante verdad, el futuro para nosotros los más viejos, pero más irremediablemente el futuro para nuestros hijos y para las generaciones futuras. Los que sean elegidos por la votación popular este fin de semana serán quienes definan cuál será la Constitución que propondrán para que sea sometida al plebiscito de salida el próximo año. Allí estará reflejada una Patria futura LIBRE o una Nación sumida en la aventura de los caminos “socialistoides” que han destruido ya a otros países como Cuba, Venezuela y seguramente Argentina. Entonces, de nuestro voto depende dicho resultado.
Pero para tener una PATRIA LIBRE necesitamos de a lo menos dos factores relevantes: el primero y principal es ir a votar, sin excusa alguna, porque el voto de cada uno de nosotros será la sumatoria que permitirá el triunfo en las urnas electorales. El segundo es defender los votos y en especial en un modelo que se puede prestar para fraudes significativos, y por eso necesitamos apoderados en cada una de las mesas que realicen dicha importante función.
Ese será el primer gran paso, alcanzar una importante y mayoritaria votación que respalde el trabajo de nuestros constituyentes, soportando los embates del marxismo organizado y de la violencia orquestada, que sin lugar a dudas estará presente.
A partir de esa primera gran misión viene la otra, la de organizarnos políticamente para enfrentar al zurderío terrorista sin miedo y sin complejos. Para aquello, se produce estos días una buena nueva noticia, cual es, la inscripción del Partido Republicano al nivel nacional y por supuesto en Magallanes, justamente en nuestra región, en esta semana que estamos terminando enfrentados al gran desafío electoral. Somos más de 15 mil patriotas al nivel nacional y superamos el medio millar en Magallanes. Desde esa tribuna, la del Partido Republicano de Chile, defenderemos la LIBERTAD por sobre todo y lucharemos incansablemente para aislar definitivamente la violencia política que ha impuesto la extrema izquierda en nuestras calles y espacios públicos, para así retomar con las correcciones necesarias la senda de progreso y crecimiento que nuestra Patria estaba alcanzando.
Luego buscaremos llegar con nuestro líder José Antonio Kast a las más altas esferas del poder democrático, para desarrollar un plan de gobierno que responda a las expectativas de crecimiento, desarrollo, seguridad y mejores respuestas a las necesidades sociales de nuestro pueblo que ha sufrido los embates del estallido delictual y de la pandemia.
La familia chilena, hermosa, valiente y esforzada, se volverá a poner nuevamente de pie y caminará rumbo al desarrollo, porque habremos asegurado lo fundamental: LA LIBERTAD.
Solo con libertad podemos desarrollarnos, porque el estatismo es esclavitud.
No existen excusas posibles. Lo que no hagas hoy, no lo podrás llorar mañana, porque ya será demasiado tarde, si el tiempo de la libertad no lo defendiste.
Vamos a votar por la libertad.