Tras un amplio diálogo y la inclusión de aportes de diversas instituciones, expertos, académicos y representantes de la sociedad civil y colegiada, se aprobó en general (por siete votos contra seis) en la comisión de Cultura, Artes y Comunicaciones de la Cámara de Diputados el proyecto de Ley de Patrimonio Cultural, el que busca actualizar la centenaria ley N°17.288 de Monumentos Nacionales.
El proyecto fue presentado en junio de 2019 al Congreso por parte del Ministerio de las Culturas. Tras su ingreso a la Cámara de Diputados, la iniciativa fue objeto de una discusión pública amplia que incluyó más de 40 sesiones y audiencias en la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados; mesas de trabajo técnicas con participación de expertos, representantes de organizaciones civiles, colegiadas y académicos; encuentros regionales; una encuesta en línea abierta; y grupos de trabajo al alero de los órganos colegiados del Ministerio de las Culturas, en particular el Consejo de Monumentos Nacionales y el Consejo Nacional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
Recogiendo estos aportes y otros insumos, el 24 de marzo de 2021 el Gobierno ingresó una indicación sustitutiva que reemplazó y enriqueció el proyecto original. Su aprobación representa un punto de inflexión que inicia el camino para modernizar la legislación sobre la materia.
En los días previos a la votación, la Comisión de Cultura realizó dos nuevas jornadas de audiencias públicas, denominadas “Patrimonio: Compromiso y Participación Activa de Todas y Todos”, en las que un 53 organizaciones se inscribieron y entregaron su opinión.
El proyecto de ley establece tres ejes fundamentales. Uno de ellos es descentralizar y empoderar a las regiones sobre la gestión de su patrimonio a través de la creación de Consejos y Secretarías Técnicas Regionales con carácter resolutiva en la toma de decisiones sobre el patrimonio local.
Asimismo, otros es el de sumar nuevas herramientas y recursos para su mantención, puesta en valor y salvaguardia, además de reforzar las medidas para combatir el tráfico ilícito de bienes culturales. Finalmente, también el de superar la visión netamente monumental o material del patrimonio para integrar y reconocer el patrimonio en su diversidad, incluyendo el patrimonio inmaterial, como lo son las prácticas y saberes, y otras categorías de protección, como los paisajes culturales o sitios de memoria.