Lo que sería una cita con una trabajadora sexual se convirtió en una pesadilla para un adulto que decidió tomar acciones legales por una estafa que habría sufrido.
Todo comenzó el 17 de mayo. Tras contactarse con un servicio de señoritas que prestan servicios sexuales, el hombre concertó una cita por 50 mil pesos. Sin embargo, su entusiasmo decayó y no se presentó a la hora. Según la querella, “encontré el servicio muy caro”.
El asunto estaba casi olvidado hasta que, días después, recibió el mensaje de un número desconocido por WhatsApp. Se trataba de la trabajadora que dejó plantada. Le dijo que había perdido su trabajo por su ausencia a la cita y le exigió que le pagase las horas de trabajo que perdió.
Presionado porque “no quería generar un conflicto que pudiera afectar a mi familia”, la víctima transfirió 150 mil pesos a un tercero. Sin embargo, continuó siendo hostigado. A menos que pagase 1,3 millones de pesos –la cláusula de despido–, la situación se haría pública por redes sociales.
Finalmente, el hombre decidió confesar la situación a su esposa, quien evitó que pagase esa cifra.
El querellante –ya acogida a trámite por el Juzgado de Garantía de Punta Arenas– acusa haber sido víctima de estafa. En la acción legal se solicita que se despache una orden de investigar a la PDI para determinar responsabilidades sobre el hecho.