4 de febrero de 2025
El tiempo - Tutiempo.net

Avenida España #959
61 2 292900

Súmate a nuestras redes sociales

Ediciones Anteriores

Buscador de noticias

RECIBE GRATIS

Diario El Pingüino todos los días donde quieras.
Lo último de nuestras redes sociales
Rubén Cheuquelaf, profesor normalista jubilado, recordó el aporte de su generación a la educación regional:

“Los normalistas somos el alma máter de miles de jóvenes de Arica a la Antártica”

tendencias
26/08/2021 a las 13:00
1142

Cheuquelaf rindió homenaje a la notable contribución de sus colegas a la educación pública, al celebrarse hoy el Día Nacional del Profesor Normalista y también el aniversario de su alma máter, la Escuela Normal de Victoria.

“Cada vez somos menos”, comenta con un dejo de melancolía Rubén Cheuquelaf.

En un Chile distinto, mucho más atrasado y carente que el actual, miles de jóvenes profesores provenientes de las escuelas normales hoy extintas, conformaron durante décadas la columna vertebral del sistema educativo que formó a millones de chilenos, de Arica a la Antártica.

“Celebramos el Día del Profesor Normalista el 26 de agosto de cada año. Mi generación es del año 1969”, comenta el docente formado en la Escuela Normal de Victoria.

-¿Qué caracterizaba la formación del profesor normalista?

-La calidad de educación que recibimos como maestros en la ciudad de Victoria, esta escuela fue el alma máter de cientos de chilenos. Diría que era distinta a la actual y que nos llevaba a destinar mucho más tiempo al contacto con la familia. Cuando un niño faltaba, se hacían visitas domiciliarias para averiguar por qué el niño no asistía. Eso hoy se hace, pero no tanto como antes. Incluso llamábamos a Carabineros para averiguar qué ocurría”.

“Nosotros en la Escuela Normal recibíamos una formación íntegra, incluso con habilidades musicales, culinarias, hasta aprendiendo a cocinar. En La Araucanía, yo trabajé haciendo la práctica cerca de Cunco y me tocaba hacerles la comida a los niños y hacer el aseo en la escuela, todo eso que hoy los profesores no hacen. No digo que ahora no estén comprometidos, pero es distinto. Esa era nuestra realidad, hacíamos huertas en el campo con los niños y así otras actividades para la vida, como enseñarles mallas para hacer cercos, plantar árboles nativos y todo ese tipo de cosas”.

Más tarde, Cheuquelaf estudió educación diferencial y se casó con unaprofesora de la misma área, con quien se vino a Magallanes. Ambos hicieron una importante labor en el desarrollo de la educación diferencial; en 1975 lograron la creación del Centro de Diagnóstico y, más tarde, su esposa logró la construcción de un centro laboral para los estudiantes de la carrera, que funciona hasta hoy en calle Zenteno. “A ella sus jefes le dijeron que era imposible, y ahí está”, dice con orgullo.

Cheuquelaf desarrolló el resto de su carrera en el Ministerio de Educación. “Entré al área de supervisión y siempre trabajé para el Mineduc. No hice servicio municipal y lo más destacable fue ir a supervisar y apoyar a los colegas de Villa Las Estrellas en la Antártica. En dos oportunidades viajamos para allá a apoyarlos y desde aquí de Punta Arenas siempre enviando materiales, y finalmente jubilé, hace cinco años, como jefe del Departamento de Educación de la Seremi de Educación”.

-¿Qué le llamó la atención de Magallanes?

“En el norte había grandes falencias, pero Magallanes siempre me ha demostrado tener un nivel cultural en las familias -y por ende en los niños- muy superior al resto del país. Yo fui jefe del Simce por cinco años y en toda la región coordiné las actividades para medir los avances educacionales de los niños, y me di cuenta que aquí había un avance sostenido. No espectacular, pero siempre Magallanes sacó los mejores puntajes en el Simce mientras estuve a cargo del proceso. La región tiene un nivel cultural y superior a muchas partes del resto del país”.

-Y en esta realidad tan lejana, ¿cómo ve el aporte de los profesores normalistas?

“Aquí nosotros tenemos un crisol de normalistas desde Antofagasta, pasando por las distintas escuelas normales que funcionaron, la Normal N° 1 de Santiago, la Normal de Angol y la Normal de Ancud. Diría que la mayor parte de nuestros colegas provienen de esa escuela. Y lo más relevante es que entraban a estudiar a los 15, 16 años y salían de profesores a los 18 y 19 años. Hoy los profesores salen de la universidad con 23 años. Los ‘normales’ trabajamos desde Arica a la Antártica, incluidos Puerto Williams -donde una colega trabajó muchos años-, Cerro Castillo y Cerro Sombrero, donde todavía hay un colega trabajando ahí, pero cada vez trabajamos menos”.

- ¿Cómo era la vida en la Antártica?

“Bueno, allí la vida para los colegas era un poco difícil, porque las Fuerzas Armadas tienen su forma de operar y muchas veces los profesores se sentían no muy cómodos con la forma en que los trataban. Nosotros fuimos y logramos conciliarlo”.

-¿Y qué les reclamaban?

“Situaciones personales. Cuando son tan pocas personas, cualquier cosa causa resquemores, pero fueron detalles porque la mayoría de los colegas que allí trabajaron no tuvieron mayores problemas. Mientras yo estuve a cargo, que fueron ocho o diez años.Tenían la ventajas eso sí de que eran tan solo seis alumnos y hasta 12. Los colegas eran un matrimonio”.

-¿Y aprendían?

-”Yo diría que salían más fortalecidos, porque la escuela era el centro de toda la actividad cultural de los niños. Me tocó ver exposiciones sobre el medioambiente antártico con toda la avifauna allí existente y me pareció excelente ese trabajo hecho por chicos de seis, siete, ocho años, con papelógrafos sobre los pingüinos, los peces, las algas y todo lo que hay en la Antártica. Además que sus familias eran muy estimuladoras”.

-¿Y las escuelas rurales de Magallanes?

“Todas esas escuelas me tocó visitarlas, eran y son privilegiadas en muchos aspectos, pues contaron con tecnología mucho antes que las escuelas rurales. Además, el nexo entre la familia y la escuela es muy fuerte, y ese nexo siempre fue el norte de la Escuela Normal, pues teníamos conciencia que lo que se hacía en la escuela no se podía desarmar en la casa”.

Pingüino Multimedia entrega este espacio a su público para la expresión personal de opiniones y comentarios, apelando al respeto entre los usuarios y desligándose por completo del contenido de los comentarios emitidos.

Comentarios


Publicidad